Santificación del trabajo
Amamos ese trabajo humano que El abrazó como condición de vida, cultivó y santificó. Vemos en el trabajo un signo del amor de Dios a sus criaturas y del amor de los hombres entre sí y a Dios: un medio de perfección, un camino de santidad.
Rafael, Brasil
Rafael tiene 19 años. Estudia Diseño gráfico en Rio de Janeiro (Brasil): "La vida es muy bella para ser despreciada. Es un regalo de Dios. Por eso, hemos de aceptarla y cuidarla con mucho cariño (nuestra vida física y también nuestra vida espiritual)". Rafael tiene 19 años. Estudia Diseño gráfico en Rio de Janeiro (Brasil): "La vida es muy bella para ser despreciada. Es un regalo de Dios. Por eso, hemos de aceptarla y cuidarla con mucho cariño (nuestra vida física y también nuestra vida espiritual)".
La elección de los Doce
Son hombres corrientes, con defectos, con debilidades, con la palabra más larga que las obras. Y, sin embargo, Jesús los llama para hacer de ellos pescadores de hombres, corredentores, administradores de la gracia de Dios. Algo semejante ha sucedido con nosotros.
Luis, Bélgica
Luis, es portugués pero trabaja en Bruselas, en la Comisión Europea. Está casado y tiene 6 hijos: "La vida es una oportunidad que Dios me da para preparar la eternidad".
Thomas, Estados Unidos
Thomas tiene 21 años y vive en Tampa (Florida). Estudia Historia y Literatura en Harvard y durante este año está trabajando en una inmobiliaria: "Dios me mantiene con los pies en la tierra".
En diálogo con todos
No existen fechas malas o inoportunas: todos los días son buenos para servir a Dios. Sólo surgen las malas jornadas cuando el hombre las malogra con su ausencia de fe, con su pereza, con su desidia que le inclina a no trabajar con Dios, por Dios. ¡Alabaré al Señor, en cualquier ocasión!
¿La santidad es para mí?
Fíjate bien: hay muchos hombres y mujeres en el mundo, y ni a uno solo de ellos deja de llamar el Maestro. Les llama a una vida cristiana, a una vida de santidad, a una vida de elección, a una vida eterna.
Cómo aprovechar la juventud
Has de tener la mesura, la fortaleza, el sentido de responsabilidad que adquieren muchos a la vuelta de los años, con la vejez. Alcanzarás todo esto, siendo joven, si no me pierdes el sentido sobrenatural de hijo de Dios.
Las Bienaventuranzas
Son un ideal realizable, no una utopía; constituyen un apasionante programa de vida que todos podemos llevar a cabo en nuestra existencia, luchando cada día con propósitos concretos de conversión y mejora.
La parábola del sembrador
Parte cayó en la tierra buena, y una vez nacida dio fruto al ciento por uno. Son los que oyen la palabra con un corazón bueno y generoso, la conservan y dan fruto mediante la paciencia.