El cariño de Dora a Santa María fue siempre muy vivo. En el año 2003, cuando el Papa “añadió los nuevos misterios del Santo Rosario –los Luminosos-, aunque tenía 89 años, pidió que se los escribieran porque quería aprendérselos de memoria" (1).
“Le gustaba ir al Santuario de la Mentorella, la Madonna delle Grazie. Le daba especial devoción porque allí habían ido a rezar el santo Padre Juan Pablo II y don Álvaro; desde que lo supo, iba siempre que podía" (2).
“El 1 de agosto de 2003 quiso ir de romería a la Virgen del Buen Consejo: comentó que había muchas cosas por las que pedir. Ya en esos momentos caminaba con alguna dificultad. Al llegar, rezamos el rosario y estuvo todo el tiempo de rodillas; la verdad es que daba mucho que pensar: su Amor superaba el cansancio"(3).
Otro santuario que le atraía epecialmente era el de la Virgen de Fátima, a las afueras de Roma.“A lo largo del año 2003 fue varias veces. Yo le acompañé tres veces, la última el 11 de octubre, en que ya se encontraba muy mal; pero ese día tenía especial interés en hacer una romería por ser aniversario de una aprobación de la Obra, el nihil obstat. Caminaba con dificultad en esos momentos, hicimos algunas fotografías"(4).
(1) Recuerdos de Isabel García Martín.
(2) Recuerdos de Lolita Baña Priegue.
(3) Recuerdos de Manuela Brao Ares.
(4) Recuerdos de Lolita Baña Priegue.