Cuando uno reza a Dora, pasan cosas buenas...
Julia, de Nueva Jersey, Estados Unidos, cuenta como conoció a Dora del Hoyo y descubrió en ella ejemplo a imitar.
Una amistad a primera vista
Hace cinco años Marie Hélène tuvo “la suerte” de conocer a “una gran aliada”: Dora del Hoyo. Se la presentó una amiga: “Me contó su historia y enganché de inmediato”, cuenta.
Dora me abrió los ojos
"La vida de Dora me hizo recapacitar en que todos necesitan ser atendidos, acogidos, alimentados, cuidados", cuenta M. Fernández.
Dora del Hoyo, un ejemplo para mí
Tabea, de Alemania cuenta que lo que descubrió en Dora del Hoyo es que es posible vivir enteramente para Dios y para los demás. "En Dora se puede ver que era como cualquier persona, que creció en su amor a Dios. Esto es lo que me entusiasma de Dora".
Dora del Hoyo, una persona cercana
Algunas personas conocieron a Dora personalmente, otras a través de un libro, de un vídeo… todas coinciden en una cosa: es una persona cercana, un modelo para encontrar a Dios a través de la vida cotidiana.
Dora del Hoyo, una persona importante para mí
"Me encanta su manera de querer a los demás. En su presencia todos se sentían amados y al mismo tiempo, no hacía diferencias", cuenta Lucka, de República Checa. "Creo que si fuéramos más parecidos a ella, haríamos más amable la vida a los demás…"
Mi Amistad con Dora
Conozco a Dora de verdad desde el invierno 2013/2014, gracias a su película, su biografía y a personas que trabajaron con ella. Cada vez que puedo voy a visitar su tumba en la Iglesia de Santa María de la Paz. Desde entonces ha crecido nuestra amistad, y me siento orgullosa de poder decir que me considero de verdad amiga suya.
Tiempo para los demás
"La laboriosidad era una virtud que caracterizaba a Dora", recuerda Ma. Carmen Cominges, "aprovechaba el tiempo al máximo. Y era fácil oírle: como me quedan unos minutos, voy a aprovechar para hacer tal o cual cosa".
Dora, las calabazas y el cabello de ángel
Isabel García Martín, que vio trabajar a Dora desde 1991 hasta el 10 de enero de 2004, cuando se fue al Cielo, comparte algunas de sus impresiones.
Dora del Hoyo: una leonesa camino de los altares
Conocí a Dora en el año 1995, cuando el trabajo del hogar estaba muy lejos de mi vida y sobre todo de mi pensamiento. Coincidí con ella en dos ocasiones muy puntuales, aproximadamente durante dos meses. Pero esto bastó para darme cuenta de cómo era, cómo vivía, para quién y por qué había gastado sus días. En fin… Sin grandes explicaciones entendí el sentido de su existir.