Me mueve el ejemplo de San Josemaría

Franklin Binns cursó secundaria en Guápiles (provincia de Limón) y es farmacéutico por la Universidad de Costa Rica. Desde hace dos años es supernumerario del Opus Dei. Le ilusiona continuar con sus estudios de doctorado investigando nuevos medicamentos de origen natural que sean efectivos contra algunas líneas celulares carcinogénicas.

Mis padres son de Siquirres (Limón). Nacieron allí, fueron a la misma escuela, al mismo colegio y después de terminar el colegio se casaron. Por razones de trabajo hoy viven en Guápiles. Mi abuelo paterno fue   munícipe, y durante muchos años apoyó a los jóvenes deportistas de la zona y sus estudios. Dirigió durante varios años la selección de fútbol masculina del Colegio Agropecuario de Siquirres, la selección cantonal y de Juegos Nacionales.Aprendí mucho del espíritu  cívico y deportivo de mi abuelo.

Realicé mis estudios universitarios en la Facultad de Farmacia de la Universidad de Costa Rica (UCR) y recientemente realicé una pasantía en la Universidad Albert-Ludwig en Friburgo (Alemania) como parte de mi maestría en Química Orgánica.

Conocí el Opus Dei cuando al iniciar mis estudios universitarios viví en el Centro Universitario Miravalles, un centro que, entre otros programas desarrolla uno de residencia universitaria  para estudiantes que no viven en San José (Costa Rica). Allí, además de recibir las atenciones básicas de alimentación y vivienda, los que quieren pueden recibir una formación cristiana en un ambiente de familia, de comprensión y respeto, en donde también se aprende a convivir con gente de distintas culturas, pensamientos y gustos.

Conforme pasaban los años durante mi estadía en Miravalles, sabía que varios de los residentes, además de sus estudios universitarios y de la organización de las actividades propias de la residencia y de participar en actividades universitarias extracurriculares, se levantaban temprano para hacer un rato de oración y luego asistían a la Santa. Misa. Todo esto llamaba mi atención y me preguntaba: ¿Cómo es que nunca se les ve tristes?, ¿Cómo es que siempre tienen tiempo para ayudar a estudiar a otros y además sacar adelante sus responsabilidades universitarias?

Con el tiempo, cuando tenía 22 años –ahora tengo 24- gracias al ejemplo de varios de mis amigos pedí la admisión a la Obra como supernumerario y desde entonces mi vida ha tomado un rumbo distinto. La formación cristiana intensa, el tratar de ofrecer una amistad sincera a mis colegas de trabajo, el esfuerzo por servir a los demás desde mis estudios universitarios… en fin,  hago el intento de que el ideal de buscar a Dios a través de mis estudios y de mis ocupaciones ordinarias  marque el paso de mi día. Muchas cosas las hago pensando también en  la grandeza del matrimonio para prepararme mejor cuando llegue el momento de fundar un hogar.

Durante mi pasantía en la Universidad Albert-Ludwig (febrero-julio 2007),   un grupo interdisciplinario de varios estudiantes trabajamos en el desarrollo de ensayos “in vitro” con nuevos medicamentos de origen natural que sean efectivos contra algunas líneas celulares carcinogénicas. El trabajo en el laboratorio consistía en realizar una parte experimental y además, la revisión bibliográfica relacionada con el tema en estudio; eso hacía que gran parte del tiempo tenía que estar cerca del computador revisando artículos científicos. En tales actividades y gracias a las enseñanzas de San Josemaría, me he dado cuenta cómo en la investigación uno también puede contribuir a la sociedad y con un trato sencillo y una amistad verdadera se puede  ayudar positivamente en los compañeros de trabajo para que lleven a una vida cristiana coherente o por lo menos piensen más en los demás.

Tuve la oportunidad, mientras estudiaba en la universidad alemana,  también de estar más al día con lo que ocurría en muchas partes del mundo. Aproveché para leer documentos como la carta post-sinodal Sacramentum caritatis que el Santo Padre publicara hace ya algún tiempo. Recuerdo aún las conversaciones con mis amigos alemanes y algún croata sobre este tema.

También, recién llegado a Alemania conocí a un coreano que está haciendo sus estudios posdoctorales en esta misma universidad. El ver una estampa de San Josemaría que llevaba conmigo, dio pie para que me preguntara sobre la Obra. El había oído hablar  del Opus Dei  en su país pero sin llegar a tener una idea clara de lo que era. Como mediaba la barrera lingüística de por medio -no logro sostener conversaciones más que en castellano e inglés y él hablaba perfectamente coreano y alemán- le comenté que conocía un sacerdote que le podría explicar en alemán qué es el Opus Dei. Concertamos una reunión y mi amigo sacerdote nos atendió una tarde. Con naturalidad y sencillez, le explicó en pocas palabras al Dr. Park –así se llama mi amigo coreano-, el espíritu de la Obra. El Dr. Park me comentó después que había quedado muy contento con la conversación. Entramos a la página web de la Obra en coreano y en alemán para leer más sobre las labores y sobre San Josemaría. Le invité a un retiro.

De mi paso por el sur de Alemania aprendí  a valorar mucho más  mi fe. Hay muchas iglesias y además una devoción grande a la Virgen. Tuve la posibilidad de asistir diariamente a la Santa Misa. Noté la poca presencia de gente joven en la Misa diaria -también es así en Costa Rica-. Eso me ha llevado a rezar más por la recristianización de tantos lugares que van perdiendo su identidad cristiana y a hacer más apostolado. Por otro lado, me sorprendió en algunos de  mis amigos católicos alemanes, croatas, polacos y  coreanos,  lo bien que saben explicar y proponer las enseñanzas de la Iglesia, con mucha audacia y con sentido de pertenencia. Al regresar a Costa Rica he procurado seguir en contacto con ellos por e-mail.

Actualmente comienzo a   trabajar con  una entidad afiliada a la Universidad de Costa Rica, revisando patentes de medicamentos. Hace poco me reuní con un grupo de universitarios para comentarles de mi experiencia académica en Alemania y de mi viaje a Roma durante la Semana Santa pasada (2007) donde tuve la dicha de escuchar al Papa, de estar en una tertulia con el Prelado de la Obra y de rezar en la Iglesia Prelaticia del Opus Dei, donde reposa el cuerpo de San Josemaría. En el futuro espero seguir ahondando en la investigación contra el cancer para aliviar y traer esperanza a tantas personas aquejadas por este mal. Me mueve  el ejemplo de San Josemaría que siempre se ocupó de los enfermos y de los que sufren.