“Hay dos biografías para adultos de Don Chiqui —tal como se conoce a José María Hernández Garnica—, e incluso una historieta ilustrada para los más pequeños, pero faltaba una biografía para niños de 9 a 12 años. De hecho, hay pocas biografías de santos o libros de testimonios de vida cristiana para estas edades”, explica Xavier Margenat, escritor y ventrílocuo.
Otra de las motivaciones para escribir la biografía, comenta Xavier, fue descubrir que Hernández Garnica “era una persona muy sencilla, siempre dispuesta a servir a los demás. Pensaba siempre en los demás y en llevar a cabo la misión que Dios le había encomendado. Por otra parte, no perdió su sentido del humor durante la enfermedad ni hasta los últimos momentos de su vida”. Y añade: “Hay que dar a conocer muchísimos testimonios de vida santa porque su ejemplo nos puede ayudar mucho”.
Para Pau Morales, artista gerundense, en el sentido amplio de la palabra, lo que le animó a participar con sus dibujos en la biografía de Hernández Garnica fue “conocer la vida de Chiqui por el manuscrito de Xavier, y quedar admirado. Su vida era una vida vivida en medio de la guerra, aun así, realizó un trabajo bien hecho por todo el mundo”. Le impactó “la capacidad de Chiqui para atender la labor sacerdotal y a la vez estudiar idiomas, poner en marcha mil iniciativas, buscar recursos para llevarlas adelante, hacer bricolaje... Todo ello con un solo riñón y buen humor”. Grandes virtudes humanas, mucha humildad y espíritu de servicio. Así resume Pau a Don Chiqui.
Un rasgo claramente distintivo de esta biografía es que ha sido escrita por un ventrílocuo e ilustrada por un artista moderno. “Siempre se deberá adaptar el continente para hacer llegar el contenido en los tiempos siempre cambiantes”, comenta Pau y comparte la opinión de “que ahora a la gente le llegan más las series televisivas de santos que los libros. Este que he ilustrado me ha gustado por la concisión, ritmo y tono positivo”.
Entonces quizás hay que poner color a la vida de los santos. “De hecho, dice Pau, sus vidas están llenas de luz y de color, como decía la canción. Hace falta mostrarlo. El lenguaje plástico también debe adaptarse. A mí me aburre un poco el arte sacro gótico, románico... disfruto más mirando un graffiti o un videoclip”.
¿Tendrá razón Xavier en responder afirmativamente y sin dudarlo, a la pregunta somos aburridos explicando la fe? “Sí. Recuerdo un sacerdote que decía que cuando hablamos de Dios no lo podemos hacer con un tono aburrido y con cara de patata. Debemos hacerlo con pasión, con amor, y a menudo con una gran sonrisa, porque estamos hablando del Amor. El Papa Francisco ha insistido mucho en este tema”.
A la misma pregunta Pau Morales responde que la fe “es un tesoro que merece ser tratado con mimo. Debemos hacer un esfuerzo para romper el estereotipo de cristianos grises... Un compañero artista que a menudo habla mal de la religión se quedó sorprendido cuando le dije que yo tenía fe y que trataba de vivir el espíritu del Opus Dei. Me dijo que no le cuadraba con los colores que tienen mis obras”. Esta respuesta lleva a una nueva pregunta. ¿El arte es mejor instrumento para explicar la vida de un santo que una clase de religión? “Yo haría la clase utilizando el arte como herramienta. A mí se me han quedado grabadas unas diapositivas que acompañaban unas clases que me hacían en la escuela... aunque alguna vez me había dormido”, dice Pau.
Primer capítulo from Opus Dei
Una pregunta para un escritor-ventrílocuo y un pintor de mucha luminosidad. ¿Hay que encontrar nuevas maneras de contar la vida de los santos? “A veces no hemos sabido transmitir bien sus vidas. Muchos hombres y mujeres creen que los santos son personas serias, tristes y con una vida aburrida. Es lo contrario, a menudo son gente alegre y con defectos, como nosotros, y con un ejemplo de vida que atrae y arrastra. Por eso, es necesario encontrar nuevas maneras para acercarlos y hacerlos atractivos, con el lenguaje de la juventud de ahora”, según Xavier. Lo que dice Pau: “Siempre se deberá adaptar el continente para hacer llegar el contenido”.
Dos mensajes que Don Chiqui diría a los jóvenes de hoy según los autores:
¡Ánimo! ¡Una gran aventura te espera! ¡La aventura más grande que te puedas imaginar! (Xavier Margenat).
Entregarse no es perder la libertad, sino darle vida haciendo feliz a mucha gente (Pau Morales)
Puede encontrarse la biografía en diferentes librerías y también en la iglesia de Santa María de Montalegre, o a través de la editorial ADADP.
José María Hernández Garnica, Don Chiqui
José María Hernández Garnica, conocido por muchos como Don Chiqui, nació en Madrid el 17 de noviembre de 1913. Doctor ingeniero de Minas, en Ciencias Naturales y en Teología. El 25 de junio de 1944 recibió la ordenación sacerdotal siendo uno de los tres primeros sacerdotes de la Prelatura del Opus Dei. San Josemaría le encargó el impulso del apostolado del Opus Dei en todo el mundo.
Hernández Garnica, viajó a Barcelona para atender sacerdotalmente a los miembros del Opus Dei que iban surgiendo y dar a conocer este camino de santificación en el trabajo profesional y en el cumplimiento de los deberes ordinarios del cristiano. Predicó muchos cursos de retiro espiritual. La última etapa de su vida, gravemente enfermo, la pasó en Barcelona donde murió el 7 de diciembre de 1972 y actualmente está enterrado en la Iglesia de Santa María de Montalegre (Barcelona).
Cada año se celebra una misa en sufragio por su alma alrededor del aniversario de su fallecimiento. Con ocasión de la eucaristía en sufragio por el alma de Don José María Hernández Garnica celebrada este 2019 en Montalegre se presentó esta nueva biografía.