Entre cuatro paredes el tiempo pasa lento para los niños, incluso ahora que la desescalada permite salir unas horas a la calle. Las mañanas se ocupan en el cole online con profesores y compañeros, pero las tardes y los fines de semana se pueden hacer eternos.
“Cuando se decretó el estado de alarma, las monitoras de la Asociación Juvenil Isaba-Quinto Real de Pamplona hicimos una lluvia de ideas para mantener la actividad del club ahora que las familias nos necesitan más que nunca –cuenta Miriam. Teníamos una cosa clara: había que reinventarse para adaptarse al nuevo contexto”.
Lluvia de ideas contra la pandemia
De ese brainstorming, surgió Isaba-QR Online, una plataforma en la que van subiendo las actividades habituales de los distintos niveles del club a través de vídeos, tutoriales, etc., y también retos diarios o semanales con su ranking de puntos y su galería de fotos. “Propusimos a las asociadas vivir la cuarentena de una forma diferente, poniendo a prueba distintas habilidades para resolver los retos. Y como somos un club de familias, también una actividad estrella para ellas: el concurso de talentos I-QR Got Talent”.
“Algunas familias nos escribieron agradeciendo haberles permitido olvidar por un rato la situación de dificultad que están pasando”
Las grandes ideas comienzan siendo pequeñas. Los chicos del club CODEC, en Madrid, idearon un concurso diario de preguntas rápidas que fue muy bien acogido por las familias. “Pasadas las primeras semanas de la cuarentena -explica Alfonso- habíamos enviado más de 30 concursos y decidimos hacer un Kahoot familiar el domingo de Resurrección, en directo, a través de un vídeo de YouTube y con dos presentadores. Participaron más de 40 familias y un total de 200 personas. Ya vamos por tres ediciones”.
La conexión online con el club pone a prueba las habilidades familiares más variopintas y así el tiempo pasa volando. Montauca, en Burgos, se planteó la versión del club juvenil en 2.0 y organizaron una gymkana cibernética. El tiempo era limitado y requería del ingenio de todos: cantar una canción, hacer aerobic, enviar un selfie disfrazados... “Algunas familias nos escribieron por WhatsApp agradeciendo haberles permitido olvidar por un rato la situación de dificultad que están pasando. El sábado siguiente repetimos con nuevas pruebas, como representar el cuadro de Las Meninas, La vocación de Mateo, etc., o grabar una canción con instrumentos musicales caseros. Fruto de esta iniciativa, se han apuntado al club nuevas familias”.
Si algo tienen de ventaja estos largos días de cuarentena es la oportunidad de desarrollar aficiones culturales. Así, la asociación juvenil Prados, en Valladolid, organizó un curso de fotografía con tres categorías para las más pequeñas, que titularon “El mundo desde mi ventana”; “Haz de tu casa un hogar” y “Sé original”. Las adolescentes, haciendo uso de las redes sociales y otros medios digitales, asistieron a una clase vía Zoom sobre el libro “Los cuatro amores, de C.S. Lewis”.
Como la oferta de ocio y entretenimiento hoy día es tan amplia, recibir orientación siempre es una ayuda. Los padres de los asociados de Tarfía, en Sevilla, pidieron consejo al club para seleccionar los contenidos audiovisuales de plataformas y canales de televisión para sus hijos. Así surgió una sesión por YouTube sobre cine y series a la que siguió otra sobre libros, para los que se pidió a los socios que hicieran pequeñas reseñas de libros que hubieran leído.
“Que no nos pare nadie”
“Que no nos pare nadie”. Eso dijeron en el Club Torla de Oviedo cuando empezó el confinamiento. Pensando en cómo hacer para que la gente pudiese soñar en grande aunque estuviese encerrada en su casa, diseñaron un proyecto de sesiones o seminarios llamado Youth Sdreaming, uniendo la idea de juventud –youth, en inglés- con soñar -dream-, y el formato de las sesiones, streaming.
Por allí han pasado, entre otros, el profesor y consultor Victor Küppers, experto en motivación; José Marimón, que ha trabajado en Google y Facebook; Paco Arango, director de cine; Antonio Arenas, director de Comunicación de la Escuela de Rafa Nadal, o los periodistas Rafael Martín y Gustavo Entrala”. Lo que empezó entre chavales de clubes de Asturias y comunidades cercanas, acabó extendiéndose por toda España y otros países como Costa Rica, de Honduras, El Salvador, Inglaterra, Italia y Francia.
El club juvenil, a domicilio
Instagram es, sin duda, la red social estrella para difundir los planes. En la cuenta del Club Gavia, de Sevilla, el vídeo “Síguenos el rollo” muestra a un grupo de asociadas y monitoras que van pasándose de casa en casa el rollo más famoso de la temporada, mientras cuentan los descubrimientos que han hecho durante la cuarentena, animando así a sacar el lado positivo a la situación: conocer a los vecinos, valorar a la familia, dedicar tiempo a los hobbies, rezar por las víctimas del coronavirus, etc.
Y como la creatividad no tiene fronteras, pusieron en marcha el I Congreso de la Amistad online, donde las asociadas comunicaban sus reflexiones a raíz de la lectura y análisis de la carta del prelado del Opus Dei sobre la amistad, y celebraron un Open Day para abrir el club a nuevas familias con un programa muy osado, que incluía, entre otras iniciativas, aprender a cocinar el african chapati -torta de harina de trigo típica que suele comerse acompañada de carnes y verduras- con una familia de Uganda en inglés.
En esta sociedad hiperconectada donde todo es posible, Amazon o Glovo han servido de vía de transporte de premios de concursos como el Mannequin Challenge por familias, organizado por el club La Vereda, de Alcorcón, o los lotes de libros del concurso Inspiring Books de El Vado, en el madrileño barrio de Vallecas.
El corazón no entiende de virus
El confinamiento ayuda a pensar en tantas víctimas de la pandemia que necesitan de nuestra generosidad. Desde el club Portalegre de Badajoz han colaborado en la entrega de comida a familias necesitadas. Y las asociadas de Rocalla de El Puerto de Santa María, con el Asilo de San Juan Grande, comunicándose con los ancianos que no tenían familiares a través de sus tablets. “A uno de los residentes que cumple 100 años en diciembre le dijimos que iremos a verle cuando todo esto acabe. Estaba muy ilusionado”, cuenta Belén Mora, una de las voluntarias.
Estas iniciativas han servido a los jóvenes para entender más el valor que tienen los mayores en la sociedad. Es el caso de Carena, donde decidieron “adoptar” abuelos de varias residencias y acompañarlos a través de llamadas y correos electrónicos; el de Raiolada, en Ferrol, por medio de videollamadas y cartas a pacientes de centros de la tercera edad y hospitales; o Montauca, que envió un divertido videoclip a la residencia Santa Teresita, de Valladolid, con la canción Un rayo de sol, de Los Diablos, interpretada por universitarios, socios y familias del club.
También los discapacitados mentales han recibido la atención de los chicos del CME (Club Montañero de Estudiantes) de Granada. Durante el curso suelen ayudar en el centro de la Purísima Concepción de las Hermanas Hospitalarias y, en estos días difíciles, no han querido dejar a sus usuarios. “Desde casa -cuenta Pedro- continuamos enviándoles cartas y vídeos de ánimo y apoyo. La sorpresa nos llegó cuando uno de los voluntarios recibió la carta de uno de ellos en la que textualmente le decía: ‘no te rindas y sigue pa'lante”.
Catequesis online
Hasta que se ordenó el confinamiento, las chicas de 4º de la ESO del club Oyambre, en Santander, preparaban para la Primera Comunión a 30 niños de una parroquia del pueblo cercano de Boo de Piélagos. Al llegar la Cuaresma dejaron de tener catequesis pero, al ver que la situación se alargaba, pensaron que no podían perder estos últimos meses y decidieron sacarla adelante vía online. “Aunque no estamos cara a cara podemos hablar con ellos por videollamada”, explican. “Nos encanta comprobar cómo ponen de su parte, para que esta formación no se interrumpa. Nosotras queremos hacerles ver que, aun con todas las enfermedades y crisis del tipo que sea, Jesús siempre está a nuestro lado y nos quiere un montón”.
Dios en cada casa
Una parte importante de la formación que San Josemaría deseaba que se impartiera en los clubes juveniles consiste en ayudar a los chicos y chicas a crecer en amistad con Dios. Durante este tiempo de pandemia en que tanta gente sufre y las iglesias han permanecido cerradas, rezar es vital. Por esos todas las asociaciones han puesto los medios tecnológicos para facilitar la oración en familia.
“En el CME se nos ocurrió crear Montañero+, una especie de plataforma inspirada en Movistar+ o Disney+, en el que cada uno puede elegir entre seis contenidos: Santa Misa, oración dirigida; Vela al Santísimo, Santo Rosario, meditación y bendición los sábados y charla. También ofrecimos una programación especial para Semana Santa y un retiro mensual. Tuvo mucha aceptación y llegamos a las 125 suscripciones. Al principio empezamos de forma un poco precaria pero hemos ido mejorando cada semana, añadiendo vídeos motivacionales”.
También ha sido muy visitada la web creceradentro.org, una iniciativa promovida por algunos sacerdotes del Opus Dei con experiencia en pastoral juvenil. A través de retos diarios, sus promotores quieren ayudar a los estudiantes de ESO, Bachillerato y universitarios a pasar estos días de confinamiento con espíritu cristiano. Para ello se inspiran en las enseñanzas de san Josemaría Escrivá y en su experiencia de aislamiento durante la Guerra Civil.
Para Javier, del club Alaiz de Pamplona, lo importante es “dar continuidad a lo que siempre se hace en nuestra asociación”. Además de shows familiares a través de Youtube con más de 80 familias conectadas; actividades para padres, como “60 minutos con” conectando con ponentes de nivel; o “De sobremesa”, que son encuentros en que los chavales conversan con celebridades, las familias han participado en velas al Santísimo, reservando sus turnos, rezado el rosario conectados a distintos santuarios del mundo, o asistido a la Misa familiar del club seguida de aperitivo, cada uno en su casa. “Después de 35 años hoy he vuelto a la meditación de Alaiz con Juan. Me ha encantado”, escribía por WhatsApp el padre de un asociado de 2º de la ESO, y a su vez antiguo socio del club. O la mujer de un médico contagiado de coronavirus, ambos padres del club: “Pudimos rezar el Rosario en familia por primera vez después de tres semanas de aislamiento de Álvaro. ¡Fue un regalazo! A todos gracias por tanta oración y cariño”.
Hacia la “nueva normalidad”
Aunque pasemos de una fase a otra, las reuniones de personas aún están limitadas, y los colegios y clubes juveniles cerrados, así que todavía quedan muchos ratos de juegos en casa.
Después de tantos días, es normal que los recursos lúdicos se agoten. Pero cada casa es un mundo y el sector de la segunda mano ofrece posibilidades. Con las medidas de higiene y protección convenientes, a los padres de CODEC se les ha ocurrido crear Borrowing, un sistema de intercambio. Si quieres prestar algún juego de mesa que ya no uses, un libro que te haya gustado especialmente y que te gustaría compartir, un instrumento musical o cualquier cosa que se te ocurra, gracias a este sistema podrás intercambiar con el resto de socios de CODEC estos objetos por otros que te interesen.
Por otra parte, en estas fechas, los clubes juveniles suelen empezar a organizar las actividades del verano: convivencias, campamentos, etc. Este año será un poco distinto. Las limitaciones en los movimientos y las dificultades económicas de las familias requieren también su reinvención. Así, el club Argüelles de Madrid ha ideado el Argüelles Day Camp, con el apoyo de los padres, para mantener a los niños entretenidos durante los días de verano con actividades diversas: rutas en mountain bike, deportes en el club, avistamiento de estrellas, etc. Y en lugar de su habitual Camino de Santiago familiar en agosto, tramos de rutas del Camino próximas a Madrid con barbacoa final en casa de alguna familia, en vez de en los tradicionales albergues. Como dirían los chicos de Torla, “que no nos pare nadie”.