Anoche, cuando estaba a punto de dormir, noté que había entrado en la habitación un mosquito y era bastante molesto. Intenté ignorarlo, pero pasados unos pocos minutos me levanté para hacerlo desparecer.
El mosquito estaba al lado de la cortina y al darle un golpe con un trapo vi con horror como toda la estructura de la cortina se venía abajo. Hice lo posible por ver si podía al menos acomodarlo, pero me di cuenta que cualquier intento a esa hora sería muy difícil. Me fui a la cama pensando en solucionarlo al día siguiente.
Al levantarme por la mañana comprobé que el sistema era muy extraño y complicado y que si no podía hacerlo tendría que llamar a algún especialista. Me acordé de Dora y le recé la estampa pidiéndole ayuda para poderlo arreglar, que fuera algo fácil y que no me llevara mucho tiempo.
Recogí las piezas, me hice con un pequeño destornillador y fue como si poco a poco Dora me fuera diciendo: coloca esto acá, tira de ese cable para el otro lado, ahora sujeta aquello… y en menos de siete minutos tenía todo de nuevo en su sitio. Ya sé que es algo pequeño, pero de no poder arreglarlo hubiera tenido que gastar mucho, sólo por hacer venir un técnico para esto. ¡Gracias, Dora!
U.C. (Italia)