Dos años después de la Canonización: recordando aquellas fechas.

El próximo 6 de octubre se cumplirá el segundo aniversario de la Canonización de San Josemaría que tuvo lugar en el 2002. Costarricenses de todas las provincias viajaron a Roma a finales de setiembre para participar en la ceremonia presidida por Juan Pablo II. Recordamos algunas declaraciones recogidas por la prensa y varias anécdotas sobre los esfuerzos que hicieron muchos para estar presentes en la Plaza de San Pedro.

Una nota de redacción del periódico La Nación publicada el 4 de octubre de 2002 destacó:

De acuerdo con la información proporcionada, el grupo de (...) personas se compone de diferentes edades y partes del país. Este es el caso de Byron Rodríguez, joven estudiante vecino de Pérez Zeledón, quién viajó a principios de esta semana para participar como voluntario de la organización en materia de guía para los asistentes. “Es un evento muy importante. El mensaje del Opus Dei, un espíritu universal, me ha animado a luchar por vivir mi fe más coherentemente”, dijo el joven.

El periódico Al Día publicó el 4 de octubre las declaraciones de un universitario:

“Algunos de los profesores piensan que es una locura faltar a clases a medio semestre, pero asistir a la canonización vale la pena”, señaló Pedro Slon, estudiante de medicina de la Universidad de Costa Rica.

La Prensa Libre, el 4 de octubre, en la Revista Abanico señaló las fechas de traslado de los asistentes:

A partir del 29 de setiembre estaba prevista en Roma la llegada de los primeros costarricenses. Los últimos de los que se tiene noticia partirán de San José hoy viernes y esperan llegar a Roma vía Milán a más tardar el mismo día de la canonización a las siete de la mañana, a tres horas escasas del inicio de la ceremonia.

El Eco Católico recogió unas declaraciones de Natalia Granados:

“En sus enseñanzas descubrí un nuevo sentido a la vida: que es mucho más, mucho más que el simple hecho de sobrevivir o de lograr las propias metas”.

Consultada por Radio Periódicos Rolando Angulo, Doña Rosa Luisa Giberstein, miembro de la comunidad judía costarricense dio las siguientes declaraciones a principios de octubre:

“Estoy muy contenta con la canonización de Mons. Escrivá. Me da muchísimo gusto. Yo encontré en el Opus Dei algunas semejanzas con mi propia religión que es la religión judía; encontré que la búsqueda de Dios tanto dentro del judaísmo como dentro del Opus Dei es a través de la vida cotidiana, sin necesidad de buscar momentos insólitos y especiales para encontrar a Dios.”

En un comunicado de Prensa enviado a diversos medios de comunicación por la Oficina de Información, se recogieron a finales de setiembre de 2002 los siguientes breves relatos, que incluyen algunas anécdotas de personas de distintas religiones:

La gran mayoría de los asistentes a la canonización, desde Verania Cháves de La Puna, Puntarenas; Fabiana Alvarado, de Pérez Zeledón; Israel Aragón, vecino de Sabanilla; Kirk Marshall, de Limón; Marta Delia González, de San José; o Irene Chávez, San Carlos; han tenido que hacer grandes esfuerzos económicos para trasladarse a Roma. Cuando Irene le comentó a sus padres que quería ir a la Canonización, sus padres le dijeron que la situación económica era muy difícil y que no podrían ayudarle económicamente. Sin embargo, al comprobar la ilusión de su hija por viajar, le regalaron un caballo para que lo vendiera o lo rifara. Después de muchas peripecias, con la ayuda de sus amigas, y acudiendo a la intercesión del Beato Josemaría para que el “negocio” saliera bien y no tener que pagar el flete del caballo al nuevo dueño, todo se le cumplió. Fabiana, junto con otras amigas han logrado financiar su ida a Roma, en parte, vendiendo a otros asistentes objetos que les van a ser útiles en el viaje: sillitas plegables, bolsas para llevar la comida en los diversos traslados romanos, radios pequeños para seguir la traducción simultánea de las ceremonias, etc. Marta Delia, desde que supo de la canonización se lanzó a comercializar y distribuir pan dulce y salado. El esfuerzo de meses ha dado su fruto y saldrá para Roma a mediados de semana. Además de trasnochar todos los días durante varias semanas para avanzar en sus trabajos y tareas, Israel, estudiante de tercer año de Comunicación (UCR), buscará un trabajo extra durante sus vacaciones de la “U” para cancelar la deuda que asumió para viajar.

Luis Diego Vásquez, oriundo de Grecia y su esposa Adriana Ramirez, de San Ramón contrajeron nupcias este fin de semana en Tacares y ya partieron para Roma. Vivirán en Liberia y han querido asistir a la Canonización para encomendar al nuevo santo su matrimonio. Recuerdan las palabras del Beato Josemaría cuando alguien le preguntó una vez la razón de por qué bendecía el matrimonio con dos manos y contestó: “porque no tengo cuatro”.

Desde San Isidro de Heredia, Melania Alfaro de Valerio dará un beso de despedida a sus dos hijas y a sus tres hijos deseándoles un feliz viaje. “Yo no voy a viajar pero tengo la dicha de que mis cinco hijos van a poder asistir a la canonización”.

Yeilin es de Limón y es evangélica. Durante meses ayudó desinteresadamente a varias compañeras de colegio a recoger fondos para que ellas pudieran viajar. Vendieron repostería, pan y otros artículos de primera necesidad. Algunas de sus amigas estarán en la Plaza de San Pedro el próximo domingo 6 y Yeilin no se perderá la transmisión de la Canonización en vivo.

Los padres de María Elena López viven en la zona norte del país, cerca de Upala, y son Testigos de Jehová. Cuando Maria Elena entró en contacto con el Opus Dei, empezó a entender la Iglesia Católica y a experimentar una alegría que antes no había experimentado. Hace un tiempo decidió bautizarse y ser admitida en la Iglesia Católica. Se encuentra ya en Roma. Sus padres están muy contentos porque ella va a estar cerca del Papa; la apoyaron para que pudiera viajar y le regalaron un radio transistor para que María Elena escuche desde la Plaza de San Pedro la traducción simultánea; también le regalaron una cámara para luego revivir todos juntos las emociones de la canonización. En la familia todos esperan ansiosos a que llegue la madrugada del domingo 6.

San José, Costa Rica