El viernes 11 de noviembre, Mons. Lluís Martínez Sistach presidió la inhumación perpetua en la iglesia de Santa María de Montalegre de los restos del siervo de Dios José María Hernández Garnica, uno de los tres primeros fieles del Opus Dei ordenados sacerdotes, que actualmente está en proceso de canonización. Al acto asistieron numerosos fieles, que llenaban a rebosar la iglesia, así como familiares y amigos.
En su homilía, el cardenal recordó la vocación universal de todo bautizado a la santidad, la primera y fundamental vocación. Haciendo mención a la lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos, recordó que "si Dios es Santo, Santo, Santo, nosotros debemos ser también santos".
Comentó asimismo un aspecto que luchó por vivir este siervo de Dios, siguiendo la predicación de san Josemaría Escrivá de Balaguer, y que el Concilio Vaticano II promulgó de manera solemne: que lo específico del laico "es estar en medio del mundo, como cristiano y como cristiana, aportando todos los valores y la riqueza del evangelio, a las estructuras y a las instituciones de este mundo".
Y acabó la homilía con la oración: "Señor, los santos lo son para que nos ayuden con su testimonio, para poner de relieve tus méritos infinitos y para que intercedan por nosotros, si es tu voluntad y que algún día lo podamos también nosotros venerar como beato y como santo ".
Al acto asistieron el vicario episcopal de zona, Mn. Joan Galtés, y los miembros del tribunal designado para este traslado por el cardenal: el juez delegado, P. Ramon Domènech, ofm, el promotor de justicia, Mn. Alejandro Marzo, y la notaria actuaría, Dª. Chiara Rostagno. También estuvieron presentes el vicario de la prelatura del Opus Dei en España, Mons. Ramón Herrando, el vicario de la prelatura del Opus Dei en Cataluña, Dr. Antoni Pujals, el postulador de la causa de canonización, D. José Carlos Martín de la Hoz, el rector de la iglesia de Santa María de Montalegre, Dr. Francesc Perarnau y una docena más de sacerdotes.
Terminada la liturgia de la palabra los restos de don José María Hernández Garnica se trasladaron en procesión a la nueva sepultura, situada en la capilla del Santísimo de la iglesia. El acto acabó con el canto del Virolai.
Fiel colaborador de san Josemaría
D. José María Hernández Garnica, nació en Madrid en 1913, y fue doctor ingeniero de minas y también en ciencias naturales. Hizo el doctorado en sagrada teología en la Universidad Lateranense de Roma con una tesis en teología moral, bajo el título "La moral en los sistemas de intervención económica", dirigida por el famoso teólogo Pietro Palazzini.
Pidió la admisión en el Opus Dei un año antes de estallar la guerra civil. Desde el comienzo fue un buen apoyo por su fundador. Recibió la ordenación sacerdotal en 1944 y san Josemaría le encargó especialmente que impulsara la labor apostólica de las mujeres del Opus Dei en España, lo que compaginó con otras muchas tareas sacerdotales en Barcelona y toda España. Después ejerció el ministerio sacerdotal en Gran Bretaña, Irlanda, Francia, Austria, Alemania, Suiza, Bélgica y Holanda, adaptándose a ambientes y mentalidades muy diversas.
Murió en Barcelona, en 1972, con fama de santidad, como consecuencia de un cáncer en la base de la lengua. Se había trasladado a Barcelona meses antes para ser tratado de esta enfermedad, que, finalmente, no superó. A pocas semanas de su fallecimiento pudo ver por última vez a San Josemaría, con ocasión de una catequesis en Barcelona y otras ciudades. En la Escuela deportiva Brafa, el fundador del Opus Dei habló de él, de su fortaleza de ánimo y de la aceptación de la voluntad de Dios.