Cursos prematrimoniales: Una nueva y positiva experiencia apostólica

Un matrimonio costarricense narra sus experiencias impartiendo cursos de formación prematrimonial.

Hace unos dos años, unos conocidos recién casados, nos comentaron a mi esposa y a mí que habían recibido un curso prematrimonial en su parroquia y cómo había influido en su vida. Poco tiempo después, uno de nuestros hijos y su entonces novia, recibieron ese curso impartido por un matrimonio encargado. Esto nos hizo pensar que quizá nosotros podíamos asumir esa responsabilidad.

Iniciamos un proceso de inscripción para poder registrarnos y así quedar autorizados ante la Parroquia, pero tomaba mucho tiempo en trámites y no lo habíamos logrado. El tiempo pasaba, pero no nos registraban. En nuestro país se requiere estar autorizados por parte de la Curia para poder dar estos cursos.

Una mañana fuimos a misa mi esposa Julieta y yo y al finalizar le planteamos al Cura Párroco que, no obstante haber solicitado en varias ocasiones que nos autorizaran, el tiempo pasaba y había que presentar de nuevo la solicitud. El cura párroco de inmediato nos ayudó y quedamos registrados.

Así iniciamos esta importante actividad la cual se inició con un grupo de parejas de novios, algunas de ellas eran amigas de nuestros hijos, pues tenemos 8 hijos, 4 mujeres y 4 hombres.

Fue muy interesante que, empezamos con este grupo y luego con otro y otro, y sin hacer ninguna promoción por email ni por ningún otro medio. Fueron estas mismas parejas que le comentaban a sus amigos y conocidos y cuando nos dimos cuenta, llegaban al correo de mi esposa muchas solicitudes para hacer el curso.

Estos cursos los hemos dado en nuestra casa, en la sala, y se ha hecho un ambiente muy cordial y alegre. Luego de aproximadamente dos años y medio, se han venido incrementando las parejas que solicitan hacer el curso y ya hemos contado con más de 80 parejas de novios que han obtenido su correspondiente certificado para casarse.

Nos basamos en los textos de la Iglesia y el instructivo de la Parroquia, pero complementamos con la experiencia adquirida en nuestro propio matrimonio (tenemos 43 años de casados, 8 hijos y 13 nietos).

Contándole al Padre sobre nuestra familia

La experiencia ha sido muy interesante, pues además de la experiencia conyugal y lo indicado en los textos de la Iglesia sobre el particular, complementamos con la formación recibida en la Prelatura y los escritos de San Josemaría.

Ha sido muy interesante, pues en algunos casos han llegado parejas de novios que vivían juntos, pero no se habían casado y querían formalizar su situación.

Tuvimos también un caso muy simpático de un participante que no había hecho la primera comunión, y me tocó darle un curso “exprés” bien intenso, y un domingo le acompañamos a una iglesia de la localidad, donde hizo su primera comunión, solamente con el conocimiento nuestro y el del sacerdote que celebraba la Santa Misa.

Más recientemente por la situación del Coronavirus, iniciamos los cursos en línea, por video conferencia de la plataforma Zoom, y han salido muy bien dentro de las particulares circunstancias.

Hemos disfrutado mucho de esta actividad apostólica y hemos desarrollado una gran amistad y una relación que se ha mantenido en el tiempo con muchos de esos nuevos matrimonios vía correo electrónico o WhatsApp.

Creemos que ha sido una gran oportunidad apostólica con tantos recién casados y en nuestro caso hemos profundizado más en este importante sacramento.

Jorge Arturo Sauma, Julieta Rossi de Sauma