Historia de la Virgen de Guadalupe
En la festividad de la Virgen de Guadalupe, recordamos la historia de las apariciones de la Santísima Virgen al indio Juan Diego, en el cerro de Tepeyac, del siglo XVI.
"La santidad que Nuestro Señor te exige se alcanza cumpliendo con amor de Dios el trabajo, las obligaciones de cada día, que casi siempre se componen de realidades menudas".(San Josemaría)
En la festividad de la Virgen de Guadalupe, recordamos la historia de las apariciones de la Santísima Virgen al indio Juan Diego, en el cerro de Tepeyac, del siglo XVI.
El 15 de mayo de 1970, de madrugada, san Josemaría llegó a la Ciudad de México. “He venido a ver a la Virgen de Guadalupe, y de paso a veros a vosotros”, anunció a sus hijos en los primeros saludos.
Mons. Fernando Ocáriz habla sobre la peregrinación que el fundador del Opus Dei realizó en 1970 a la Villa de Guadalupe, para rezar ante la Virgen por la Iglesia y por el mundo. “Durante toda su vida, san Josemaría acudió con confianza al cariño materno de la Virgen”.
San Josemaría viajó a México hace ahora 50 años, para poner sus intenciones a los pies de Nuestra Señora de Guadalupe. En este vídeo, jóvenes mexicanos que no llegaron a conocer al fundador del Opus Dei, cuentan lo que saben de él y qué peticiones le hacen.
Hace 50 años, el 1 de mayo de 1970 san Josemaría anunció su deseo de cruzar el Atlántico para postrarse a los pies de Santa María de Guadalupe.
El 12 de diciembre se celebra la Virgen de Guadalupe. San Josemaría fue a México en 1970, con el propósito de hacer una novena a Nuestra Madre. Allí dijo: "puedo decir que la quiero tanto como los mexicanos la quieren".
Intervenciones del Papa Francisco en su viaje apostólico a México (12 al 18 de febrero de 2016).
En distintas ocasiones durante sus casi tres años de pontificado, Francisco ha hablado sobre la Virgen de Guadalupe y los pueblos de América. Recogemos algunas de sus palabras.
Mons. Álvaro del Portillo, primer prelado del Opus Dei, y quien será beatificado en Madrid el próximo sábado 27 de septiembre, era un gran devoto de la Virgen María, fervor que siempre inculcó a los miembros de la Obra al continuar los pasos de su predecesor: San Josemaría Escrivá de Balaguer, gran devoto de la Virgen Santísima.
Su alma se consumía en el afán de contemplar, cara a cara, el rostro del Señor: “¡Señor, tengo unas ganas de ver tu cara, de admirar tu rostro, de contemplarte...!" Así fueron los últimos meses de san Josemaría en la tierra.