Opus Dei

Reflexión para meditar en la solemnidad de Pentecostés. Los temas propuestos son: el Espíritu Santo da inicio a nuestra misión y la impulsa; con el Paráclito se nos da el perdón; la vida y la fuerza de Dios se nos dan en el Espíritu Santo.

Reflexión para meditar en la fiesta de Guadalupe Ortiz de Landázuri. Los temas propuestos son: Guadalupe y la vida ordinaria; cada santo es una hazaña de Dios; la alegría de seguir al Señor.

Reflexión para meditar en la fiesta de san Matías. Los temas propuestos son: toda vocación es un don gratuito; san Matías conocía la vida de Jesús; Dios cuenta con todos en su plan de salvación.

Reflexión para meditar en la fiesta de la Virgen de Fátima. Los temas propuestos son: un impulso al santo rosario; la paz es fruto de la oración y reparación por los pecados; el corazón de María triunfa frente al pecado.

Reflexión para meditar el domingo de la Ascensión (Ciclo B). Los temas propuestos son: Jesús envía en misión a sus discípulos y a nosotros; se va al cielo, pero no nos abandona; Cristo nos precede como cabeza.

Reflexión para meditar en la fiesta del beato Álvaro. Los temas propuestos son: confianza en la gracia de Dios; una lealtad humilde y sonriente al servicio de los demás; el beato Álvaro fue un buen pastor.

Reflexión para meditar el sábado de la 7.ª semana de Pascua. Los temas propuestos son: el Espíritu Santo nos hace presente el amor de Dios; el amor de Dios renueva, perdona y da fuerza; dar y recibir el amor de Dios.

Reflexión para meditar el viernes de la séptima semana de Pascua. Los temas propuestos son: la mansedumbre es un fruto del Espíritu Santo; el yugo de Dios es suave; los mansos heredarán la tierra.

Reflexión para meditar el jueves de la séptima semana de Pascua. Los temas propuestos son: la grandeza del don de Dios; el Espíritu Santo siempre nos renueva; la longanimidad nos saca del miedo.

Reflexión para meditar el miércoles de la séptima semana de Pascua. Los temas propuestos son: buscar la unidad de los cristianos a través de la oración; el temor de Dios es un don para los hijos; para aborrecer el pecado y abrirnos a la santidad.