Día 37: Palabras del Papa para cada día de la Cuaresma
Es preciso ayudar a descubrir a Dios en el rostro misericordioso de Cristo (2006).
Día 35: Palabras del Papa para cada día de la Cuaresma
De ningún modo es posible dar respuesta a las necesidades materiales y sociales de los hombres sin colmar, sobre todo, las profundas necesidades de su corazón. (2006).
Día 34: Palabras del Papa para cada día de la Cuaresma
Cristo «me atrae hacia sí» para unirse a mí, a fin de que aprenda a amar a los hermanos con su mismo amor. (2007)
Día 30: Palabras del Papa para cada día de la Cuaresma
Sólo el amor en el que se unen el don gratuito de uno mismo y el deseo apasionado de reciprocidad infunde un gozo tan intenso que convierte en leves incluso los sacrificios más duros. (2007)
Día 31: Palabras del Papa para cada día de la Cuaresma
La respuesta que el Señor desea ardientemente de nosotros es ante todo que aceptemos su amor y nos dejemos atraer por él. (2007).
Día 26: Palabras del Papa para cada día de la Cuaresma
La Cuaresma es un tiempo propicio para aprender a permanecer con María y Juan, el discípulo predilecto, junto a Aquel que en la cruz consuma el sacrificio de su vida por toda la humanidad (2007).
Día 25: Palabras del Papa para cada día de la Cuaresma
Que María, Madre y Esclava fiel del Señor, ayude a los creyentes a proseguir la “batalla espiritual” de la Cuaresma armados con la oración, el ayuno y la práctica de la limosna (2008).
Día 24: Palabras del Papa para cada día de la Cuaresma
Podemos aprender [de Cristo] a hacer de nuestra vida un don total; imitándolo estaremos dispuestos a dar, no tanto algo de lo que poseemos, sino a darnos a nosotros mismos. (2008).
Día 23: Palabras del Papa para cada día de la Cuaresma
La limosna, acercándonos a los demás, nos acerca a Dios y puede convertirse en un instrumento de auténtica conversión y reconciliación con él y con los hermanos. (2008).
Día 22: Palabras del Papa para cada día de la Cuaresma
Cada vez que por amor de Dios compartimos nuestros bienes con el prójimo necesitado experimentamos que la plenitud de vida viene del amor y lo recuperamos todo como bendición en forma de paz, de satisfacción interior y de alegría. El Padre celestial recompensa nuestras limosnas con su alegría. (2008).