Obras corporativas
Las obras de apostolado corporativo son aquellas que, promovidas por fieles del Opus Dei junto con otras personas, proporcionan una específica asistencia pastoral; contribuyen a la vivificación cristiana del centro, mediante los oportunos medios de orientación y formación doctrinal y espiritual, así como por la adecuada asistencia pastoral; cuidadosa elección de quienes ocupen los encargos de capellanes y pro de la prelatura. En ellas el Opus Dei se encarga de lo relativo a la orientación cristiana.
“Hambre y sed de Él y de su doctrina”
Sin vida interior, sin formación, no hay verdadero apostolado ni obras fecundas: la labor es precaria e incluso ficticia. –¡Qué responsabilidad, por tanto, la de los hijos de Dios!: hemos de tener hambre y sed de Él y de su doctrina. (Forja, 892)
"Portadores de Dios en todos los ambientes"
Cuando tengas al Señor en tu pecho y gustes de los delirios de su Amor, prométele que te esforzarás por cambiar el rumbo de tu vida en todo lo que sea necesario, para llevarle a la muchedumbre, que no le conoce, que anda vacía de ideales; que, desgraciadamente, camina animalizada. (Forja, 939)
“Urge cristianizar la sociedad”
Como quiere el Maestro, tú has de ser –bien metido en este mundo, en el que nos toca vivir, y en todas las actividades de los hombres– sal y luz. –Luz, que ilumina las inteligencias y los corazones; sal, que da sabor y preserva de la corrupción. Por eso, si te falta afán apostólico, te harás insípido e inútil, defraudarás a los demás y tu vida será un absurdo. (Forja, 22)
“No basta ser bueno: has de parecerlo”
No basta ser bueno: has de parecerlo. ¿Qué dirías de un rosal que no produjera más que espinas? (Surco, 735)
“La más grande revolución de todos los tiempos”
Si los cristianos viviéramos de veras conforme a nuestra fe, se produciría la más grande revolución de todos los tiempos... ¡La eficacia de la corredención depende también de cada uno de nosotros! –Medítalo. (Surco, 945)
“Señor, ¡tantas almas lejos de Ti!”
Veo tu Cruz, Jesús mío, y gozo de tu gracia, porque el premio de tu Calvario ha sido para nosotros el Espíritu Santo... Y te me das, cada día, amoroso –¡loco!– en la Hostia Santísima... Y me has hecho ¡hijo de Dios!, y me has dado a tu Madre. No me basta el hacimiento de gracias: se me va el pensamiento: Señor, Señor, ¡tantas almas lejos de Ti! Fomenta en tu vida las ansias de apostolado, para que le conozcan..., y le amen..., y ¡se sientan amados! (Forja, 27)
“Si te falta afán apostólico, te harás insípido”
Como quiere el Maestro, tú has de ser –bien metido en este mundo, en el que nos toca vivir, y en todas las actividades de los hombres– sal y luz. –Luz, que ilumina las inteligencias y los corazones; sal, que da sabor y preserva de la corrupción. Por eso, si te falta afán apostólico, te harás insípido e inútil, defraudarás a los demás y tu vida será un absurdo. (Forja, 22)
“Estás obligado a dar ejemplo”
Necesitas vida interior y formación doctrinal. ¡Exígete! –Tú –caballero cristiano, mujer cristiana– has de ser sal de la tierra y luz del mundo, porque estás obligado a dar ejemplo con una santa desvergüenza.
"Has de ir a buscar a las almas"
Cristo espera mucho de tu labor. Pero has de ir a buscar a las almas, como el Buen Pastor salió tras la oveja centésima: sin aguardar a que te llamen. Luego, sírvete de tus amigos para hacer bien a otros: nadie puede sentirse tranquilo –díselo a cada uno– con una vida espiritual que, después de llenarle, no rebose hacia fuera con celo apostólico. (Surco, 223)