La sonrisa y la alegría
Sonreír porque Dios sonríe, sonreír porque con mis defectos soy cómico, sonreír porque los demás lo necesitan. Son las tres sonrisas que deben caracterizar a un cristiano.
La alegría del amor
El Papa Francisco reflexiona sobre el amor en la familia: "un amor fuerte y lleno de valores como la generosidad, el compromiso, la fidelidad o la paciencia".
Fiesta y diversión: ocio y tiempo libre (2)
Los días festivos son una oportunidad para descansar. Pero para los cristianos, suponen también una ocasión para disfrutar en familia, educar a los hijos y tratar con más tranquilidad a Dios. Editorial sobre el descanso en familia.
Educar el corazón
Los sentimientos se forman de un modo especial durante la niñez. A aprender a amar se aprende desde niños, y los principales maestros son los padres, como se señala en este texto editorial sobre la familia.
Educar la afectividad
Los afectos son imprescindibles para una vida plena. Pero es necesario educarlos para que contribuyan realmente a la felicidad a la persona. Nueva entrega sobre la familia y la educación.
Educar en amistad
"El ideal de los padres se concreta más bien en llegar a ser amigos de sus hijos", decía san Josemaría. Sólo así se crea la confianza que hace posible su educación.
Santificar el descanso
Dios, que nos invita a trabajar para colaborar con él en la Creación, quiere también que descansemos. El reposo merecido es voluntad de Dios para cada uno de nosotros.
Los 5 remedios contra la tristeza
Los santos, aquellos que han disfrutado de una especial amistad con Jesús, también han estado tristes. Por eso, es interesante conocer los remedios que dan para recuperar la alegría propia del cristiano.
Carta del Prelado (septiembre de 2015)
En su carta de este mes, Mons. Javier Echevarría explica la relación que hay entre la Cruz y la alegría. Además, invita a intensificar, durante las próximas semanas, la oración por la familia.
La alegría y la sencillez de Montse
El 10 de julio se cumple un nuevo aniversario del nacimiento de Montse Grases. Recordar algún episodio de su vida puede ser un buen modo de conmemorar su cumpleaños y de aprender de esta joven sierva de Dios la alegría de vivir con Dios y de servir a los demás con sencillez y una gran sonrisa.