Memoria de Ricardo Quintero, numerario del Opus Dei fallecido

Ofrecemos un artículo publicado en el diario la República sobre la vida de Ricardo Quintero Meza, numerario del Opus Dei periodista fallecido el 15 de Marzo pasado.

Allen Wheelis dice que con frecuencia no elegimos, sino que nos dejamos llevar por acciones que a la larga nos definen.

Las circunstancias, nos empujan y nosotros nos rendimos, no escogimos ser lo que ahora somos; más gradualmente e imperceptiblemente llegamos a convertirnos en ello. Ese no es el caso de Ricardo Quintero.

Ricardo fue un hombre que eligió. Amó la vida, se comprometió con la sociedad que lo rodeaba, vibró con la teoría de la comunicación y el cine, rio a carcajadas y fumó quizas demasiados cigarrillos. Comprometido con su ideología le dió a la academia el alma entregada del mentor, la inquietud intelectual del filósofo y la sensibilidad del poeta contador de historias visuales.

"Aunténtico, culto, modesto y hasta irreverente" escribió con gratitud uno de sus exalumnos en estos primeros días donde estamos aprendiendo a vivir sin él. Irreverente pero respetuoso... vaya si lo era. Porque como dice el mismo Wheelis, en el curso de nuestras vidas la proporción de la presencia de la libertad depende de nuestra tolerancia al conflicto. Este hombre no temía defender una causa que considerara justa y asumir las consecuencias.

En Gnoseología, Alejandro LLano, reflexiona: "sabemos que la libertad es una propiedad de la facultad del querer, en virtud de la cual el hombre está dotado de una capacidad radical -aunque no absoluta- de autodeterminación". Quintero tenía un por qué para vivir y encontró el cómo, si aplicamos palabras de Nietzshe.

Para mi fortuna fueron muchos los ratos de conversación rodeados de agua y montañas cuando coincidimos en la Universidad de la Sabana donde discutíamos con las ganas de la certeza de una buena conversación. Los temas fueron todos; tan ricos como las posibilidades. Sin embargo, había aquellos inquietantes consentidos: el ser del maestro, la libertad/la vida y la muerte.

En estos diálogos interminables aparecían sus argumentos lógicamente ordenados provenientes de su memoría o de esos papelitos blancos que aparecían de la solapa de su chaqueta camel. Estaban escritos a tinta, con letra pequeña y cursiva. Consignaban cada idea que le aportaba una respuesta a sus estudios, ya fuera esta proveniente de sus propias preguntas y hallazgos, o de autores que le inspiraban. Gracias a Ricardo aprendí que el compromiso es una elección libre que se reafirma diariamente.

Este hombre alto y de carcajada sonora era generoso en compartir el tesoro de su conocimiento y su sensibilidad, la poesía "En Paz" de Amado Nervo no fue una excepción: "Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo vida,/ porque nunca me diste ni esperanza fallida,/ ni trabajos injustos, ni pena inmerecida.// Porque veo al final de mi rudo camino/ que yo fui el arquitecto de mi propio destino;/ que si extraje las hieles o la miel de las cosas,/ fué porque en ellas puse hielo o mieles sabrosas:/ cuando planté rosales, coseché siempre rosas.// (p1-2) ..."Amé, fuí amado, el sol acarició mi faz./ ¡Vida, nada me debes! Vida, estamos en paz"// (p4).

Cuando leo hoy cada una de las expresiones de gratitud, desconcierto y hasta prontos de exalumnos, colegas y amigos no puedo dejar de pensar en la satisfacción que tiene que dar el tener la certeza de una vida bien vivida. No queda duda de que en éste espacio Ricardo ganó. Los múltiples mensajes que se acumulan en la web demuestran que llevó los nobles y bellos títulos de "amigo y maestro" en toda su dimensión. Que lo hizo a pulso, con convicción, entrega, disciplina y ejemplo.

En la vida de Quintero Meza hay lecciones para aprender. Me pregunto si nosotros como ejecutivos y empresarios desapareciéramos como él -sin avisar- seríamos tan bien evaluados por empleados, colegas y competidores. Si ganamos la autoridad por mérito y ejemplo o por la autoridad que da el cargo. Si hemos hecho un uso riguroso y humilde del poder intelectual. Si hemos alimentado vidas. Si hemos hecho uso con responsabilidad del compromiso, la oportunidad y el reto que ofrece la libertad en el oficio. Y si no lo hemos hecho, ¿Porqué no?

A Ricardo, un gracias y hasta pronto.

Publicado en la República, el 24 de Marzo de 2011 // Autor: Martha Ortiz Gómez