Estoy convencida, como supernumeraria del Opus Dei desde hace 37 años, que pertenecer a la Obra ha significado darle el verdadero y pleno sentido cristiano a toda mi vida.
Con la ayuda humana y espiritual que he recibido en el Opus Dei, he podido satisfacer la inquietud natural de toda joven adolescente de querer cambiar el mundo, de querer cumplir la voluntad de Dios y de servir a los demás.
He podido concretar, en mi diario quehacer, los diferentes aspectos que conforman mi vocación: como profesional, como ama de casa, como esposa felizmente casada hace 34 años, como madre de doce hijos y como abuela. Esto ha significado una lucha personal constante, con victorias y derrotas, alegrías y penas, en las que no me he sentido sola.
La ilusión por la vida, los logros que he alcanzado no habrían sido posibles sin la ayuda de Dios, a través de la exigencia y motivación recibidas a lo largo de estos años.