En Lebrija: Un PSU con sabor a bocadillo veleño

El PSU se desarrolla en múltiples regiones de Colombia, para crear espacios significativos de encuentro entre los jóvenes y las comunidades.

Grupo de estudiantes del Centro Cultural Sabana en Chía y Centro Cultural Las Palmas

Un grupo de estudiantes que hacen parte de diversas actividades académicas, espirituales y sociales del Centro Cultural Sabana en Chía y Centro Cultural Las Palmas, en Bucaramanga, participaron como voluntarios del PSU –Plan de Solidaridad Universitaria—durante la semana de receso educativo de fin de año.

El PSU, es una iniciativa orientada a fortalecer el compromiso social de los estudiantes universitarios mediante acciones concretas que impactan positivamente a comunidades vulnerables. El objetivo es promover la formación integral de los jóvenes universitarios a través de experiencias de servicio social que fomenten la solidaridad, el liderazgo, la empatía y la transformación comunitaria. A través del PSU, los estudiantes participan en actividades que conectan el conocimiento académico con la realidad social del país. Siempre cuenta con el apoyo de la Corporación CORFOMENTO.

El PSU se desarrolla en múltiples regiones de Colombia, para crear espacios significativos de encuentro entre los jóvenes y las comunidades. Estas experiencias permiten que los estudiantes se conviertan en agentes de transformación social. Esta edición se realizó en Lebrija, población a unos 15 minutos de Bucaramanga, al nororiente del país, como punto de encuentro del programa.

El PSU no solo beneficia a las comunidades participantes, sino que también transforma la visión de los jóvenes, fortaleciendo su sentido de responsabilidad social y su compromiso con el desarrollo humano sostenible.

Lebrija, tierra fundada por alemanes, está localizada en el llamado “Valle de los ángeles” y es una tierra generosa por su exuberante naturaleza y brinda también cultivos de diversas frutas, como naranjas, mandarinas, limones tahití, guayabas, pera, cacao, maracuyá, guanábana y en especial la piña. De hecho, a este municipio se le conoce también como la capital piñera de Colombia.

Para Diego, Anthony y Juan Fernando -uno de los 20 jóvenes del PSU- era la primera vez que tenían para conocer algunos sitios de esta variada geografía, llena de sorpresas por doquier como la Quebrada Poso Canoas y el Parque Mensulí, los extensos cultivos, cientos de aves y abundantes galpones de pollos.

Se aprovecharon algunos momentos para conocer algo de la historia nacional porque por estos lugares se llevó a cabo la tristemente recordada batalla de Palonegro, en la cual perdieron sus vidas más de mil personas y que hizo parte de la sangrienta guerra de Los Mil días a principios del siglo XIX. Otro de los planes fue el de hacer un recorrido por Bucaramanga, la ciudad de los parques, disfrutar de su clima y probar las deliciosas obleas y otros manjares santandereanos.

Felipe, estudiante Ingeniería, de la Universidad de la Sabana, comentó que ese encuentro con la naturaleza le llevó a pensar en las maravillas del mundo y en las múltiples oportunidades para su futuro.

Fueron cinco días de este PSU –que se ha organizado durante años en distintas regiones de Colombia—en los cuales los noveles estudiantes recibieron diversas actividades de formación académica, como charlas sobre administración, plan de vida, historia y las nuevas tecnologías; además, tomaron parte en la Santa Misa, meditaciones y lecturas sobre la Iglesia, el Papa o la vida de San Josemaría, fundador del Opus Dei.

Las tertulias, sobre diversos aspectos de la vida, sobre la región, otras sobre algunos hechos de la historia nacional e internacional, de los recientes movimientos de la tecnología, la inteligencia artificial, estuvieron acompañados con un manjar de la región: el bocadillo veleño, que se hace con la guayaba, fruta tropical.

Además de las caminatas y las charlas, uno de los programas más exigentes y entrañables fue el de visitar esos cinco días el Hogar del Anciano de Santa Ana, en Lebrija. Thomas y Diego - ambos exalumnos de Aspaen Saucará de distintas promociones - eran los más entusiastas y además de cantar, estuvieron atentos para escuchar las historias de los adultos más mayores de dicho Hogar.

Don Octavio les contó algo de historia mientras doña Juana les habló de la soledad y del abandono que padecen algunos de los mayores en ese lugar. Otros conversaron de música.

Fueron momentos de aprendizaje mutuo. “La verdad es que conocí un poco más de la vida y entendí mejor que debemos ayudar a los demás y buscar en la solidaridad aspectos para mejorar la vida de los abuelos”, comentó Nicolás.

Este año el PSU dejó gratas experiencias para sus asistentes, la posibilidad de participar en los próximos planes y llevar a los amigos los conocimientos aprendidos.

Cada uno de los estudiantes se llevó un recuerdo para su casa. “De verdad que pasaron muy rápido estos días, pero quedarán en la memoria para siempre y nos llevamos en la mente que debemos contribuir a mejorar este mundo con un trabajo más santificado”, comentó Andrés.

El 5 de octubre de 1967, el periodista Andrés Garrigó, publicó en Gaceta Universitaria de Madrid, una entrevista que le realizó a San Josemaría Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei.

--Muchos estudiantes se sienten solidarios y desean adoptar una actitud activa, ante el panorama que observan, en todo el mundo, de tantas personas que sufren física y moralmente o que viven en la indigencia. ¿Qué ideales sociales brindaría usted a esta juventud intelectual de hoy?

--El ideal es, sobre todo, la realidad del trabajo bien hecho, la preparación científica adecuada durante los años universitarios. Con esta base, hay miles de lugares en el mundo que necesitan brazos, que esperan una tarea personal, dura y sacrificada. La Universidad no debe formar hombres que luego consuman egoístamente los beneficios alcanzados con sus estudios, debe prepararles para una tarea de generosa ayuda al prójimo, de fraternidad cristiana.

Muchas veces esta solidaridad se queda en manifestaciones orales o escritas, cuando no en algaradas estériles o dañosas: yo la solidaridad la mido por obras de servicio, y conozco miles de casos de estudiantes españoles y de otros países, que han renunciado a construirse su pequeño mundo privado, dándose a los demás mediante un trabajo profesional, que procuran hacer con perfección humana, en obras de enseñanza, de asistencia, sociales, etc., con un espíritu siempre joven y lleno de alegría. (Conversaciones · 75)