Los Cooperadores del Opus Dei constituyen una asociación unida a la Obra y, sin pertenecer al Opus Dei, participan en sus apostolados de muy diversas maneras. Desde todos los países ayudan con su oración, con sacrificios, con sus ocupaciones profesionales y con su esfuerzo económico.
El sello refleja su misión: una cruz, la cruz que la Obra ha venido a meter en las entrañas del mundo, y un lume encendido –similar a los que se encuentran en las catacumbas–, signo de vigilia, de estar en vela siempre para colaborar en la extensión de la Obra de Dios.
“...las prudentes, en cambio, junto con las lámparas llevaron aceite en sus alcuzas. Como tardaba en venir el esposo, les entró sueño a todas y se durmieron. A medianoche se oyó una voz: «¡Ya está aquí el esposo! ¡Salid a su encuentro!» Entonces se levantaron todas aquellas vírgenes y aderezaron sus lámparas (Mt 25,1-13)”.
Rubricando el sello se ha escrito: OPUS DEI. Y debajo de estas palabras, en el idioma de cada país, se lee: Cooperadores o Cooperadoras.
Así, gráficamente, queda clara la labor que el Señor les encomienda: una unión estrecha con la Obra, junto a la Cruz, mientras alumbran la tarea apostólica con su fuego eficaz.