En 1991 viajé desde mi pueblo, La Unión, departamento de Sucre, a Cartagena de Indias, con motivo de una opción de trabajo en la Armada Nacional. Tres grandes favores he recibido de Dios: Primero es haber nacido en la familia en que nací, y el segundo, haber encontrado a la mujer que es mi esposa, con quien tengo tres hijos y, el tercero haber conocido el Opus Dei.

Me hablaron de trabajo perfecto, es decir, que uno debe ser íntegro y hacer las cosas bien hechas, ser buen padre, buen esposo, ser cívico, tener sentido de pertenencia con su hogar y con la empresa a la que presto mis servicios, siempre todo, con presencia de Dios.

Me quedó muy marcado un mensaje: ser claro en las cosas, sinceridad, y enfrentar las cosas aceptando las consecuencias de la actuación que cada uno haga. San Josemaría predicó mucho la responsabilidad y la libertad. También aprendí a ser más  solidario, lo cual lo aplico en el barrio donde vivo y allí me preocupo por personas que están pasando por malos momentos y necesidades materiales.

Como esposo, me ha servido el saber que debo ser fiel, y me ha servido también el aprender a comprender que las personas no somos perfectas y que hay que aceptarlas como son, ayudándolas a ser mejores.