26 de mayo de 1983 - Con Don Álvaro en el Gimnasio de los Cerros
Mirando desde el Gimnasio de Los Cerros la ciudad extendida a nuestros pies, se hacía común un doble sentimiento: éramos muchos, pero aún pocos para tantos lugares y almas que nos aguardan. El Padre se hizo eco de este sentir al comenzar la primera tertulia en la capital el día 26, jueves por la tarde. Recién llegado a Bogotá, después de día y medio en Torreblanca, comenzó a trabajar desde el primer momento, sin que apenas le afectara el cambio de altura.
A las cuatro de la tarde, le esperábamos muchos hijos suyos. Habían venido de casi toda América del Sur, y de tantas ciudades de Colombia: Medellín, Manizales, Barranquilla, Cali…
- “Pero lo que dejó aquí no fue ese trozo de papel: dejó su corazón”
Una de las preguntas de esta tertulia fue:
Nuestro Padre solía decirnos: tenéis que apretar. ¿ Se refería al peligro del aburguesamiento, a la flojera?
Don Álvaro nos dio una doble respuesta.
“No lo decía sólo a los colombianos: lo repetía a menudo, a todos, a mí también. Yo siempre lo he entendido como que tenemos que apretar en amor de Dios.
Si nuestro amor de Dios crece, aumentan necesariamente todos los aspectos de nuestra entrega, empezando por la inmediata consecuencia del amor, que es el espíritu de proselitismo… Hacer perezosamente es tanto como no hacer; equivale a ser cicateros, tacaños con Dios, como quien le hace un favor. Y Dios no necesita en absoluto de ninguno de nosotros: nos hace un favor El, llamándonos a su servicio”.
Al final de la tertulia don Alvaro nos dio la bendición y se despidió con estas palabras: “Hijos míos, os quiero mucho, os llevo en el corazón.”
27 de mayo de 1983 - Con don Alvaro en el Gimnasio de los Cerros
Este día don Alvaro estuvo con sus hijas e hijos en distintas tertulias en Bogotá. Entre otras cosas nos pidió que encomendáramos su viaje mañana a Chiquinquirá, donde estaría rezando ante la Patrona de Colombia.