Opus Dei

Perfecto Dios y perfecto hombre, Señor de cielos y tierra, se nos ofrece como sustento, del modo más natural y ordinario. Así espera nuestro amor, desde hace casi dos mil años. Es mucho tiempo y no es mucho tiempo: porque, cuando hay amor, los días vuelan.

La Semana Santa no puede reducirse a un mero recuerdo, ya que es la consideración del misterio de Jesucristo, que se prolonga en nuestras almas; el cristiano está obligado a ser otro Cristo, el mismo Cristo.

Me gusta ese lema: "cada caminante siga su camino", el que Dios le ha marcado, con fidelidad, con amor, aunque cueste.

San Josemaría Escrivá de Balaguer, proclamó desde los años treinta, con una fuerza inusitada, la llamada universal a la santidad, el mensaje de que el trabajo, la vida de familia y las relaciones sociales son caminos de santidad.

"Si admitiésemos sólo la parte humana de la Iglesia, no la entenderíamos nunca, porque no habríamos llegado a la puerta del misterio.", son palabras actuales de san Josemaría, en su homilía 'El fin sobrenatural de la Iglesia', publicada en el libro 'Amar a la Iglesia'. Su meditación puede ayudar a entender algunos interrogantes que se plantean en este momento que estamos viviendo.

Enfermedad, dificultades, enfados pasajeros o preocupaciones duraderas... Los malos ratos son una experiencia común, ¿se pueden santificar?, ¿son ocasión u obstáculo en la vida de un cristiano?

Hemos de conducirnos de tal manera, que los demás puedan decir, al vernos: éste es cristiano, porque no odia, porque sabe comprender, porque no es fanático, porque está por encima de los instintos, porque es sacrificado, porque manifiesta sentimientos de paz, porque ama.

Yo te voy a decir cuáles son los tesoros del hombre en la tierra para que no los desperdicies: hambre, sed, calor, frío, dolor, deshonra, pobreza, soledad, traición, calumnia, cárcel...

El 14 de febrero de 1971, san Josemaría escribió una pequeña anotación, una ficha, que decía: "Entre las rosas besar la Cruz."

Hemos de conducirnos de tal manera, que los demás puedan decir, al vernos: éste es cristiano, porque no odia, porque sabe comprender, porque no es fanático, porque está por encima de los instintos, porque es sacrificado, porque manifiesta sentimientos de paz, porque ama.