Un hijo sacerdote es un regalo para nosotras, sus madres, para la familia y toda la Iglesia

A María Eliana le hacía mucha ilusión reunir a algunas madres de sacerdotes para conocerse y compartir la alegría de tener un sacerdote en la familia. Ella cuenta cómo fue esta experiencia y el motivo de fondo que la impulsó a hacerlo.

Eliana Bozzolo junto a su hijo Nicolás, chileno viñamarino, que se ordenó sacerdote el 2014 y vive en Colonia, Alemania.

Hace algunos meses a María Eliana Bozzolo le comenzó a rondar una idea: invitar a mamás de sacerdotes de la Obra que están realizando su labor pastoral en Chile o en el extranjero y, si algunas habían fallecido, a sus hermanas. En su caso, su hijo Nicolás Massmann es sacerdote y vive en Colonia, Alemania, desde el 2014. 

Catalina, hermana del padre Juan Esteban, toma una selfie en la que aparecen las madres de sacerdotes chilenos de la Obra que fueron a esta reunión. 

Cuenta María Eliana

La idea no era más que eso: juntarnos para conocernos, con algunas reencontrarnos, conversar, aprender unas de otras y pasar un par de horas juntas y poder así compartir la alegría de tener un sacerdote en la familia. Me ilusionaba mucho estar con ellas y darles esa sorpresa.

Siempre me ha sorprendido la grandeza del sacerdocio. Por eso, la idea de fondo que me movía era y es, seguir admirándonos de este regalo tan grande que nos ha hecho el Señor, no solamente a nosotras, sus madres, sino a la familia y para toda la Iglesia.

Así, con mis amigas Isabel y Tere, ambas madres de jóvenes sacerdotes, comenzamos a armar el plan. Las respuestas de las invitadas mostraban que la idea les había gustado y, por supuesto, les había sorprendido.

Isabel fue una de las que organizó junto a María Eliana y Tere la reunión de madres de sacerdotes. En la fotografía, con su marido, Juan, y su hijo Juan Ignacio.
Familia del sacerdote Benjamín Goldenberg. Tere, su madre, fue una de las organizadoras del encuentro. 

Nos juntamos el 14 de junio recién pasado, habiendo tenido el regalo de comenzar con meditación y luego la Santa Misa celebrada por el p. Francisco Quingles, cuya mamá también participó en este encuentro. La conversación fue muy amena, salpicada con los recuerdos de las ordenaciones de nuestros hijos, con fotos y muchas otras cosas que vivimos durante esos momentos que fueron de tanta alegría, emociones y agradecimiento.

Graciela, una de las madres que participó en el encuentro, el día de la primera misa de su hijo Cristián, en el tradicional besamanos.

Le teníamos preparado un asiento especial a Sara María, mamá del padre Daniel, pero partió al cielo unos días antes y sin duda ella y las otras mamás que están junto a ella estarían felices de vernos juntas en este nuestro primer encuentro.

Yo pensaba…qué impresionantes son los planes de Dios. Cómo fuimos ayudando a crecer a nuestros hijos, a todos por igual, y a la vez, a cada uno con sus particularidades, sin siquiera sospechar que Dios ya tenía entre sus planes, la elección de uno o en algunos casos de dos hijos para el sacerdocio.

"Nos juntamos 20 mamás de sacerdotes e invitamos a alguna hermana en caso de sacerdotes cuyas madres ya han fallecido ¡Qué alegría haber podido tener este primer encuentro!

Estaba también Mónica mamá del padre Juan Ignacio, que vive en Holanda y del padre Nicolás que se ordenó junto con mi hijo.
También Toyita, hermana del padre Federico y del padre Guillermo. No sé cuántas nos imaginábamos que en nuestra familia habría esa llamada y cómo nos alegró y nos emociona acordarnos cuando nos contaron: “mamá, me voy a ordenar”.

Mónica, mamá de dos sacerdotes: el padre Juan Ignacio, que realiza su labor sacerdotal en Holanda y el padre Nicolás.

San Josemaría hablaba de la misión insustituible de las madres de los sacerdotes. Nosotras, las mamás y hermanas que estamos hoy acá en la tierra y de las que están ya en el cielo, somos las que estamos, podríamos decir, en la primera línea del campo espiritual de nuestros hijos y hermanos.

En el grupo de mamás habían algunas cuyos hijos que se habían ordenado juntos; unos habían recibido el sacramento del orden sacerdotal de manos de san Juan Pablo II, otros del beato Álvaro del Portillo y los más jóvenes de monseñor Javier Echevarría. Todas recordamos con alegría ese día y cómo lo celebramos después.

El que hubiera mamás de edades variadas, hizo muy enriquecedor este encuentro que fue el primero. Porque la idea es juntarnos muy pronto con otras mamás que no estuvieron en esta ocasión .

Siempre me ha impresionado y no me dejará nunca de sorprender el saber que prestan su ser para traer a Cristo en ese milagro que ocurre cada día en la Eucaristía.

Leí en una oportunidad unas palabras del Santo Cura de Ars que pronunció el Papa Benedicto XVI con ocasión del 150 aniversario de nacimiento del Santo Patrón de todos los párrocos del mundo: .” ¡Oh qué grande es el sacerdote! Si se diese cuenta, moriría …Dios le obedece: pronuncia dos palabras y Nuestro Señor baja del cielo al oír su voz y se encierra en una pequeña hostia…”.

San Josemaría en una ficha escrita de su puño y letra dice lo siguiente: “Característica del Opus Dei es el amor filial a nuestros padres de la tierra. Los sacerdotes que tengan a sus padres difuntos, o a uno de ellos, rezarán un responso por su alma, todos los días después de la acción de gracias de la Santa Misa”.

Con que alegría seguiremos haciendo nuestras esas palabras de San Josemaría relacionadas con el sacerdote: “Quiérelos, tienen hambre de cariño humano noble, limpio y santo”.

María Eliana tiene seis hijos y seis nietos. Su hijo sacerdote vive en Colonia y Ricardo, el mayor, está en Bratislava. En la fotografía, una ocasión en que el p. Nicolás estuvo en Chile

María Eliana Bozzolo.