En una clase con D. Eduardo me quedé dormido y él, compadecido de mí, dijo: “Por favor, despierten a ese compañero que esto es muy importante y voy a repetir la explicación”.
Cuando tengo algún problema de salud, además de poner los remedios oportunos, ahora acudo a su intercesión. Esto hice ante una nueva operación del tabique nasal, tras dos intentos fallidos, que no sólo mejoró el resultado funcional sino también el estético, además de otras mejoras inesperadas en la fonación.
D. H. (Barcelona)