Era un día de abril de 2024 cuando Andrés (hoy de 24 años) recibió un llamado. Estaba en su último año de Filosofía, pero la llamada se relacionaba con otra de sus facetas: su pasión por el arte.
Era Bernardita, quien le contó que el arzobispo de Santiago, el cardenal Fernando Chomali, estaba organizando la tercera edición de la iniciativa “30 sagrarios para Jesús” y necesitaba voluntarios para decorar el lugar que albergaría el cuerpo de Cristo en capillas de la arquidiócesis.
No era la primera vez que a Andrés le pedían obras de arte religioso. Desde que abrió una cuenta de Instagram durante la pandemia para mostrar sus creaciones, empezaron los primeros encargos. Así que aceptó el desafío.
“Yo sabía que esto iba a ser un Sagrario, entonces me interesaba también que las imágenes que lo adornaran estuvieran muy relacionadas con la Encarnación, el nacimiento de Jesús, y también con la Eucaristía”, dice Andrés.
“Los voluntarios tuvimos una reunión con monseñor Chomali y él nos hizo primero una catequesis sobre la presencial real de Jesús en la Eucaristía. Después nos entregó a todos una caja bien modesta de madera. La tarea que teníamos nosotros era transformarla en algo bonito para que el Señor pudiera estar ahí”, cuenta. A él le asignaron la parroquia san Gregorio de la comuna de La Granja, cuyo sagrario había sido robado.
“Haz algo que nos lleve a la piedad”
Andrés partió por visitar a la comunidad. Fue un domingo a misa en la parroquia y luego tomó desayuno con el párroco y el consejo parroquial. “Me dijeron, por favor haz algo bonito, que nos lleve a la piedad”, relata. Con esa misión volvió a su casa. No le dieron mayores directrices, así que decidió retratar escenas del Antiguo y Nuevo Testamento.

“A mí me gusta pintar más realista, entonces siempre está el problema de encontrar una imagen de referencia buena para concretar la idea que uno tiene en la cabeza. Porque una cosa es la idea general y otra es pintar en concreto los rostros, la vestimenta, que es más difícil. En ese proceso me sirvieron mucho todas las imágenes y escenas que nos han dado producciones como La Pasión de Cristo, de Mel Gibson, la serie The Chosen, o el cuadro La Virgen con el Niño, de Alonso Cano, por ejemplo”, explica.
Y continúa: “Yo sabía que esto iba a ser un sagrario, entonces me interesaba que las imágenes que lo adornaran estuvieran muy relacionadas con la Encarnación, el nacimiento de Jesús, y también con la Eucaristía”.
Finalmente decidió crear una imagen inspirada en el Antiguo Testamento, un ángel bajando del cielo con un pedazo de pan. “Es una imagen de la historia de Elías. La leí mucho y pensé en eso”, detalla. También quiso que graficara la expresión "pan de los ángeles" o "alimento celestial" que aparece en la biblia y en la liturgia para referirse al cuerpo de Cristo hecho pan.

Por otro lado, cuenta que la imagen de la Virgen para él tenía que resultar “familiar, maternal y bonita”. “Yo pinté lo que a mí me mueve a la piedad y espero que a otros les pase lo mismo”, dice.
Admite que aún le queda mucho por aprender, que admira algunos aspectos del estilo de Klimt, Velásquez, J.S Sargent y Artem Rohovyi, y que espera en un futuro no necesitar de imágenes de referencia para tener más libertad al crear.
Retratar la Encarnación
Además del sagrario, Andrés en otras ocasiones ha hecho imágenes del Cristo de la Divina Misericordia, de Juan Pablo II y de Jesús Crucificado.
“No es lo mismo pintar un paisaje que a la Virgen o a Jesús. El ejercicio de pintura de temas religiosos es contemplativo de por sí porque son imágenes de la vida del Señor que ayudan a la vida interior”, afirma.

Aclara que en su proceso creativo no reza Ave Marías junto a sus pinceladas, como lo han hecho grandes artistas. “Eso no me resulta tanto”, dice riendo. Pero sí lo toma como un proceso contemplativo:
“Tener en la cabeza durante varios meses un trabajo como el del sagrario, ayuda mucho a ir contemplando no solamente en el momento en que uno pinta, sino que durante el día, cuando tu cabeza se va a esa imagen, a la manera de solucionar algún problema concreto en la pintura. Uno va imaginando permanentemente esas escenas de la vida del Señor que está intentando retratar y de alguna manera lo lleva a todos lados”.
Andrés cuenta que en su día a día intenta que su oración no sean solo momentos específicos, sino que lo cotidiano también lo sea. “Es parte de mi vida interior y de mi relación con el Señor, intentar hacer que mi oración no sea solamente esos ratos puntuales en los que yo estoy con Él frente al sagrario, sino también cada momento del día, cuando estoy pintando o cuando estoy estudiando con mis amigos”, dice.

Una de las conclusiones que ha sacado con estos encargos de arte es el valor de la representación: “cuando uno pinta arte religioso, aflora permanentemente el deseo de decirle a la gente que tiene algún talento artístico, que lo aprovechen para también retratar escenas de la vida del Señor. Una de las maravillas de la Encarnación es que podemos retratarla, y todos hemos experimentado cómo esas imágenes nos ayudan a la piedad y a conocerlo y tratarlo, ya sea en una pintura, película, libro o en una poesía”.
Un camino de amor por descubrir
Hace poco más de un año Andrés inició su proceso de incorporación al Opus Dei como numerario. Sobre su camino vocacional, cuenta: “He decidido entregarle mi vida al Señor. Mi corazón completo. Y, bueno, eso también para entregarme a los demás”.
Al ser consultado sobre el porqué un joven hoy se plantea el camino del celibato, cuando no es algo común, responde: “Alguien podría pensar que es a pesar de uno, pero uno lo siente totalmente como una decisión libre. Esto es fruto sobre todo de la relación con el Señor, de ir conociéndolo a Él, de mucha oración. Vas dándote cuenta que todos los caminos que Él nos ha propuesto son maravillosos, ya sea el matrimonio o el celibato. Bueno, a uno le pide estar más cerca de Él en otro sentido, no casado. También hay momentos puntuales en que uno ve con mayor claridad la belleza de lo que esto significa. Eso pasa justamente por saber apreciar las cosas bonitas y para mí, en concreto, el arte también ayuda mucho. Ir concretando la relación con el Señor en estas cosas, de forma más palpable. ¿Por qué lo hago? Bueno, lo hago por el Señor, por amor a Dios”.
Cuando se le pregunta si es feliz, dice: “Sí, por supuesto que sí”. Y añade riéndose: “quizás también nos podemos ver en varios años más y te cuento cómo vamos. Pero claro que sí”. Y en tono más reflexivo, concluye: “Es un camino de amor y uno va descubriéndolo. Por supuesto que hace muy, muy feliz”.
Jubileo de los artistas y del mundo de la cultura (15 al 18 febrero 2025)

El Jubileo de los Artistas y del Mundo de la Cultura se inspira en la capacidad que el Papa Francisco reconoce en las artes y la cultura: «soñar nuevas versiones del mundo, introduciendo novedades en la historia y trayendo al mundo algo nunca visto». Por ello, el Dicasterio para la Cultura y la Educación de la Santa Sede invita a vivir esta experiencia de fraternidad y espiritualidad a todos aquellos que, con su compromiso con el arte y la cultura, pueden contribuir a llevar esperanza.