JMJ 2019: Una fiesta de esperanza con sentido de urgencia

Desde que el pasado miércoles 23 de enero se bajó Francisco del avión y pisó tierra panameña, el Istmo de Panamá se transformó en un verdadero canal de intercambio de culturas, que hizo patente la universalidad, alegría y actualidad de la vivencia cristiana.

El día que el Papa llegó a Panamá, miles de jóvenes esperaron más de cinco horas para verlo pasar en el Papamóvil.

Durante la estadía de cinco días en suelo centroamericano, el Papa Francisco sostuvo encuentros con los obispos de Centroamérica, las autoridades de Panamá,visitó un hogar con enfermos de VIH y participó en una liturgia penitencial con jóvenes en prisión. A ese intenso programa de actividades se sumaron las actividades centrales que protagonizó junto a miles de jóvenes: un Vía Crucis, una Vigilia y una Misa de Clausura en la que participaron más de cien mil peregrinos de diversos países, entre ellos unos mil chilenos. Sus mensajes estuvieron salpicados del lenguaje de las redes sociales, que facilitaron el diálogo del Pontífice con los jóvenes.

¿Qué nos mantiene unidos?

En su discurso inaugural, el pasado jueves 24 de enero, el Papa centró en la persona de Cristo el lugar de encuentro y unión entre todos los asistentes, por sobre cualquier diferencia: “Nos preguntamos: ¿Qué nos mantiene unidos? ¿Por qué estamos unidos? ¿Qué nos mueve a encontrarnos? ¿Saben lo qué es? La seguridad de saber que hemos sido amados con un amor entrañable que no queremos y no podemos callar, un amor que nos desafía a responder de la misma manera: con amor. Es el amor de Cristo que nos apremia (cfr. 2 Co 5, 14)”[1]. Esta idea fue lo que más le llamó la atención a Sofía Carvajal, estudiante de diseño: “Una de las cosas que mas me marcó en esta JMJ fue que, sin quitar la importancia que merecen la cultura, costumbres o lenguaje, la fe en Cristo es mucho más fuerte y te ayuda a reflexionar sobre la fe de uno mismo (…) Esto me ayudó a meditar sobre mi relación con Jesús y a cuestionarme cómo poder agrandar este amor hacia Él y a los demás”.

Rosario Astaburuaga, estudiante de Literatura, también se vio impresionada por las palabras de la Jornada Inaugural: “Hay algo que nos dijo el Papa que me tocó: afirmó claramente que tenemos que construir puentes, no muros. Tenemos que ser como Cristo, quien acogía a todos, sin excepción alguna... dejar de lado la raza, opinión política o credo. Tenemos que construir puentes en base al amor de Cristo, no en base a reglas o normas, sino en algo que es mucho más grande que eso; en base a alguien que está dispuesto a dar la vida por cada uno de nosotros”, relató emocionada.

Sarita Izquierdo, 15 años, rememoró con verdadero entusiasmo su experiencia: “Lo que más me llamó la atención fue su invitación a darse cuenta de que todos somos hijos de Dios y tenemos algo fundamental en común: Cristo. Por esto mismo, el Obispo José Domingo Ulloa nos incitó a gritar, en vez de la frase "¡Esta es la juventud del Papa!", "¡Esta es la juventud de Cristo!”.

Un grupo de peregrinas sostiene la bandera chilena durante la primera jornada de la JMJ.

Gonzalo López, estudiante de Ingeniería Comercial, recibió el mensaje en el mismo sentido: “Lo que más me ha llegado en estos días ha sido el llamado del Papa a abrirnos para acoger a quien está desestimado por la sociedad, a quien es rechazado por ella o, tal vez también, por nosotros mismos; amar a los demás, entregarse al otro de manera directa, concreta y amorosa, sin pensar más que en dar a Cristo y dejar nuestro egoísmo y deseos mundanos de lado”.

María, la “Influencer" de Dios

Durante la Vigilia previa a la Misa de cierre final, el sábado por la noche, el Papa ejemplificó, a través de las redes sociales y plataformas digitales, que la vida de Jesús es una historia de amor en la que nos elige a cada uno: “La salvación que Dios nos regala es una invitación a ser parte de una historia de amor que se entreteje con nuestras historias; que vive y quiere nacer entre nosotros para que demos fruto allí donde estemos, como estemos y con quien estemos. Allí viene el Señor a plantar y a plantarse; es el primero en decir a nuestra vida, (…). Él siempre nos primerea. Así sorprendió a María y la invitó a formar parte de esta historia de amor. Sin lugar a dudas la joven de Nazaret no salía en las ´redes sociales` de la época, Ella no era una influencer, pero sin quererlo ni buscarlo se volvió la mujer que más influenció en la historia”[1].

Al sacerdote Sebastián Urruticoechea, capellán de la Universidad de los Andes, lo que más le marcó de la JMJ fue la prédica de dicha Vigilia: “El lema constante de la JMJ era Hágase en mí según tu palabra,y esas palabras de la Virgen,el Papa las supo explicar mostrando cómo se la jugó por la promesa que tenía, llegando a triunfar y haciendo que Dios triunfara”.Por lo mismo, recalcó que se trae a Chile “seguir el ejemplo del Papa de cariño por todos, de mirar como mira Jesucristo la realidad y a las personas, con la disposición de servir”.

Jóvenes; ustedes son el presente

En la Misa dominical de cierre, el Papa criticó la cultura que en diversas formas “anestesia” los sueños de los jóvenes: “Nos gusta decir: ´Ustedes son el futuro…` Pero no, son el presente. No son el futuro de Dios, ustedes jóvenes son el ahora de Dios. Él los convoca, los llama en sus comunidades, los llama en sus ciudades para ir en búsqueda de sus abuelos, de sus mayores; a ponerse de pie junto a ellos, tomar la palabra y poner en acto el sueño con el que el Señor los soñó”[2]. Con estas palabras, el Papa recordó a los más de 700 mil congregados que es el ahora lo que los convoca a servir, a seguir a Cristo y no el mañana. “No mañana, ahora, porque allí, ahora, donde está tu tesoro está también tu corazón (cf. Mt 6, 21); y aquello que los enamore conquistará no solo vuestra imaginación, sino que lo afectará todo”[4].

El Pbro. Sebastián Urruticoechea, arriba al centro, junto a un grupo de jóvenes en las calles de Ciudad de Panamá.

Las palabras de cierre del Santo Padre nos recuerdan otras similares de san Josemaría: “¡Ahora! Vuelve a tu vida noble ahora. —No te dejes engañar: "ahora" no es demasiado pronto... ni demasiado tarde”[5], y dan sentido temporal de urgencia al lema de esta Jornada Mundial de la Juventud: “He aquí la sierva del Señor, hágase en mí según tu palabra” (Lc 1, 38).


[1] Ceremonia de acogida y apertura de la Jornada Mundial de la Juventud.

[2] Vigilia con los jóvenes en el Campo San Juan Pablo II.

[3] Santa Misa para la Jornada Mundial de la Juventud, en el Campo San Pablo.

[4] Ibidem.

[5] Camino, 254.