El pasado 18 de agosto, Laguna se vestía de gala para recibir la visita del Prelado del Opus Dei, Mons. Javier Echevarría. Desde hace tiempo había mostrado gran interés por venir al Hospital, para visitar a los enfermos y a sus familias.
Era una visita largamente esperada, ya que Laguna surgió con motivo del centenario de San Josemaría, fundador del Opus Dei. San Josemaría comenzó su labor sacerdotal atendiendo a personas enfermas, sin expectativas de curación por aquella época, a los que ayudaba, acompañaba y confortaba en sus sufrimientos en los barrios más pobres de Madrid.
"Queredles como parte de vuestra vida, con vuestra vida misma"
Durante su visita, el Prelado saludó a todos los profesionales, a los que instó a "querer a los enfermos como parte de vuestra vida, con vuestra vida misma". Les pidió que les trataran con mucho cariño, atendiéndoles con alegría a pesar del cansancio, y viendo en ellos la imagen de Cristo.
Los voluntarios, por su parte, recibieron palabras de cálido agradecimiento. Les animó a ser "los encargados de que todos encuentren aquí un hogar. Es estupendo pensar que podemos hacer de Laguna un sitio donde la gente se encuentre en su casa. Quered mucho a la gente”.

También dedicó muchos ratos a las familias de los enfermos, a las que sugirió que se apoyaran en la oración, sabiendo que cada enfermo es un hijo de Dios.
Los pacientes y mayores, especialmente, recibieron muchos detalles de predilección por parte del Prelado, que, con singular cariño, se paraba con cada uno para dedicarle unas palabras y bendecirle. A todos ellos les animó a ser capaces de llevar la enfermedad con alegría, porque con ella ayudan a la Iglesia y al mundo, y destacó el gran amor que sentía San Josemaría por los enfermos, por los que vela especialmente desde el cielo.

Terminada la visita, los profesionales se hicieron una foto de familia junto a la fachada. El Prelado del Opus Dei se marchó de Laguna, después de habernos estimulado, acompañado y animado. Con una sonrisa y unos últimos consejos, la portezuela del coche se cerraba. Dejaba tras de sí una estela de recuerdos y un sinfín de ideas para pensarlas despacio.