El Centro de Estudios Josemaría Escrivá cumple 30 años

A punto de cumplir tres décadas, el Centro de Estudios Josemaría Escrivá (CEJE) se encuentra en un momento de expansión y renovación. Nacido en los años noventa como un repositorio bibliográfico sobre Josemaría Escrivá y el Opus Dei, hoy combina documentación, investigación y difusión con una proyección cada vez más internacional.

El Centro de Estudios Josemaría Escrivá cumple tres décadas de trabajo.
El Centro de Estudios Josemaría Escrivá cumple tres décadas de trabajo.

En octubre de 2025, el Centro de Estudios Josemaría Escrivá (CEJE) cumple 30 años, en la antesala del centenario del Opus Dei. Comenzó como un fondo bibliográfico exhaustivo sobre las publicaciones sobre Josemaría Escrivá, el Opus Dei y sus miembros, y ahora es un espacio que integra documentación bibliográfica, investigación y difusión.

Hoy, bajo la dirección de Santiago Martínez, el centro mira hacia un futuro más global y digital. A lo largo de su trayectoria, el CEJE ha ido incorporando nuevas herramientas y estrategias para conectar con públicos más amplios y diversificar sus líneas de trabajo. En esta entrevista, Martínez nos cuenta cómo han evolucionado los enfoques de investigación, los retos de estudiar una institución con proyección internacional y los proyectos que marcarán los próximos años del centro.

¿Cómo nació el Centro de Estudios Josemaría Escrivá (CEJE)?

El actual CEJE, entonces Centro de Documentación Josemaría Escrivá, surgió por iniciativa de Javier Hervada (1934-2020), catedrático de Derecho Canónico de la Universidad de Navarra. Ttras la beatificación de Josemaría Escrivá en 1992, Hervada propuso al rectorado crear un centro sobre la figura de Escrivá y la institución que fundó. La idea era reunir y conservar la bibliografía publicada sobre el Opus Dei y su fundador, en distintos idiomas y países. Esa propuesta llevó a la creación del Centro y a la adquisición de numerosas obras centradas en ambos temas.

¿Cuáles han sido los hitos más importantes en la trayectoria del CEJE? ¿Qué proyectos marcaron un antes y un después?

La historia del CEJE se puede sintetizar en tres áreas: documentación, investigación y difusión. La primera comenzó al constituir un fondo bibliográfico en la Biblioteca de la Universidad de Navarra. Eran los años noventa, en el mundo previo a internet, cuando la consulta de libros y publicaciones en bibliotecas universitarias era esencial para los investigadores.

El segundo momento clave fue en 2010, cuando el Centro de Documentación Josemaría Escrivá, entonces llamado Centro de Documentación y Estudios Josemaría Escrivá, inició su actividad investigadora, ampliando la finalidad del centro: ya no solo conservar bibliografía —libros, no archivos—, sino también producir estudios propios sobre la historia del Opus Dei y su fundador.

El tercer hito se sitúa entre 2022 y 2023, al incorporar la difusión de esas investigaciones como una línea de trabajo. Esto ha permitido trasladar a la sociedad nuestras investigaciones y, también, la bibliografía acumulada durante décadas sobre la historia del Opus Dei, acercando su conocimiento a públicos más amplios.

En estas décadas, ¿han cambiado los enfoques historiográficos con los que trabajan los investigadores del CEJE?

Treinta años equivalen, más o menos, a una generación. Ahora convivimos en el CEJE dos generaciones de investigadores: algunos rondamos los 50 años y otros están cerca de los 30. Cada generación aporta sus preguntas y también sus respuestas, y eso se nota.

Más que hablar de enfoques historiográficos, diría que lo que ha cambiado —o mejor, lo que se ha fortalecido— es la atención al contexto. Hoy hay un esfuerzo por situar al Opus Dei en la realidad religiosa, cultural, universitaria, social o política de los lugares donde ha nacido y se ha desarrollado.

A eso se suman tres líneas o enfoques temáticos que han ganado peso: la historia de las mujeres del Opus Dei, la dimensión biográfica —porque entender vidas concretas ayuda a comprender cómo se ha vivido un mensaje— y los estudios sobre la llegada y crecimiento del Opus Dei en un país, que están avanzando con fuerza.

El CEJE nació como un fondo bibliográfico y se ha convertido en un espacio con proyección internacional.
El CEJE nació como un fondo bibliográfico y se ha convertido en un espacio con proyección internacional.

¿Y qué le dirías a quienes sostienen que el Opus Dei es un objeto difícil de estudiar desde la academia?

Diría que tienen parte de razón… y parte no. Hay una dimensión institucional del Opus Dei que es relativamente accesible para el investigador: su configuración jurídica, su historia fundacional, su expansión, sus documentos oficiales. Todo eso puede estudiarse con métodos clásicos y con bastante claridad.

La dificultad aparece cuando pasamos a la vivencia del mensaje en la biografía de las personas. Ahí entran los matices, las trayectorias individuales, las experiencias espirituales y sociales, y eso siempre es más complejo de narrar y de medir. Las biografías ayudan, pero no es un terreno tan delimitable.

A esto se suma otro reto: el despliegue geográfico. El Opus Dei nace en España, pero muy pronto se extiende por Europa, América, África y Asia. Se convierte en una institución global y, por tanto, su relato ni puede ni debe escribirse desde una mirada española. Necesitamos historiadores con sensibilidad local —argentina, chilena, nigeriana, china, australiana…— que conozcan desde dentro los contextos en los que la Obra ha echado raíces. Para eso estamos impulsando redes académicas que permitan construir esa historia con voces de distintos lugares.

¿Cómo se ha adaptado el CEJE a las nuevas formas de comunicar? ¿De qué manera intentan llegar no solo a especialistas sino también a un público más amplio?

Hemos ido dando pasos según nuestras posibilidades. Destacaría dos hitos claros. El primero fue en 2010, con el lanzamiento de la Biblioteca Virtual Josemaría Escrivá y Opus Dei. Su objetivo fue abrir al público la producción bibliográfica existente: no solo referencias de libros y artículos, sino, cuando es posible, también los textos completos en PDF, incluidos muchos materiales ya descatalogados. Ese proyecto enlaza directamente con el origen del centro y su vocación de reunir y difundir bibliografía.

El segundo impulso llegó, como ya mencioné, en 2022 con la producción del podcast Fragmentos de historia y con la difusión de material audiovisual en redes sociales, todo ello nos permitió llegar a audiencias extra académicas.

Ahora, en 2025, estamos concentrados en dos líneas de trabajo. Por un lado, tener una web dedicada a la historia del Opus Dei, pensada para formatos digitales variados. Por otro, la exploración de la inteligencia artificial, que ofrece muchas posibilidades de generar contenidos originales o un acceso más innovador y atractivo.

El CEJE cumple 30 años justo en vísperas del centenario del Opus Dei (2028-2030). ¿Cómo se están preparando para esa fecha?

Con mucha ilusión. Nuestro objetivo es proseguir esas tres líneas de trabajo que definen al centro: localizar y conservar lo publicado, impulsar investigación propia y difundir esos contenidos.

Además, queremos celebrar este aniversario con un proyecto especial: estamos preparando una exposición sobre la historia del Opus Dei y su impacto, tanto dentro de la institución como en la Iglesia y en los distintos países donde ha echado raíces a lo largo de casi un siglo.

¿Cómo imaginas los próximos diez años del CEJE?

Me gustaría que todo lo que investigamos y publicamos sobre la historia del Opus Dei influya en el relato de otros académicos sobre el catolicismo y sobre esta institución.

También confío en que podamos llegar a más públicos, no solo de habla hispana. Queremos crecer en el ámbito angloparlante y francófono y abrir camino en otras lenguas muy extendidas, como el chino o el ruso. La idea es poder compartir historias de vida, análisis sobre el mensaje del Opus Dei y estudios sobre su expansión. Al ser una realidad global, también merece una proyección global, y aspiramos a que el CEJE esté a la altura de ese reto.