Evangelio del jueves: en los planes de Dios

Comentario del jueves de la 4.ª semana de Pascua. "Os lo digo desde ahora, antes de que suceda, para que cuando ocurra creáis que yo soy". Dios está siempre junto a nosotros como un Padre amoroso. En los momentos difíciles recordemos que “Él es nuestra paz”.

Evangelio (Jn 13,16-20)

Cuando Jesús terminó de lavar los pies a sus discípulos les dijo: “En verdad, en verdad os digo: no es el siervo más que su señor, ni el enviado más que quien le envió. Si comprendéis esto y lo hacéis, seréis bienaventurados. No lo digo por todos vosotros: yo sé a quienes elegí; sino para que se cumpla la Escritura: ‘El que come mi pan levantó contra mí su talón’. Os lo digo desde ahora, antes de que suceda, para que cuando ocurra creáis que yo soy. En verdad, en verdad os digo: quien recibe al que yo envíe, a mí me recibe; y quien a mí me recibe, recibe al que me ha enviado.”


Comentario

"El que come mi pan levantó contra mí su talón". Jesús advierte a sus apóstoles que un amigo íntimo -sólo puede ser uno de ellos- le traicionará. Sin embargo, ante esa inesperada conmoción, no deben tener miedo. De hecho, esta traición, cuando se produzca, será una señal para ellos, para que "creáis que yo soy": la frase "yo soy" es una afirmación velada de su divinidad. Así que el acontecimiento confirmará a los apóstoles en su fe. Se les pide que se aferren a su creencia en Él como Hijo de Dios, incluso cuando lo vean crucificado en la Cruz. Sabemos que los apóstoles huyeron, pero habrían recordado de antemano la advertencia de Nuestro Señor, y aunque sin duda estaban muy sacudidos, se habían reunido de nuevo como grupo en el momento de la Resurrección.

En la vida nos encontramos con muchas sorpresas, y algunas de ellas no las esperamos. Incluso podemos sufrir un revés que parece desastroso. Pero este descalabro no debe desconcertarnos; "no es el siervo más que su señor", dice Jesús, y ciertamente esas decepciones también nos ocurrirán a nosotros. Cada vez que la Cruz aparece en nuestra vida, debemos recordar las palabras de Nuestro Señor y reafirmar nuestra fe como discípulos suyos. Incluso podemos identificarnos con Él cuando somos defraudados por otros.

Inmediatamente antes de este episodio, Jesús había lavado los pies de sus discípulos, una tarea muy servicial, pero que solo realizaban los siervos en aquella época. También había ordenado que los apóstoles se sirvieran siempre unos a otros como le habían visto hacer. Hay que tratar de imaginar a Jesús arrodillado y tomando con cariño el talón del pie de Judas para lavarlo. Entonces las palabras del Salmo citado por Nuestro Señor, "el que de mi pan comía, alzó contra mí el calcañar" (Sal 41,9), adquieren un significado adicional más allá de lo metafórico. Es otra prueba y recordatorio de que nada queda fuera de los planes de Dios. Jesús sabía desde el principio lo que iba a suceder, y que era para la realización de nuestra salvación. Pase lo que pase en nuestras vidas, podemos estar seguros de que Dios convertirá todas las cosas en algo bueno para los que le aman (cf. Rm 8,28).

Photo: Gabriel Jimenez Unsplash // Andrew Soane