Guía para aprovechar el vídeo
Decía un afamado periodista americano que “sólo dos legados duraderos podemos dejar a nuestros hijos: uno, las raíces; otro, las alas”. Las alas representan la confianza, un valor imprescindible en la educación, ya que es la base de cualquier relación entre personas.
La confianza es una virtud delicada, que cuesta mucho construir y muy poco perder, por eso siempre ha de ser recíproca
La confianza es una virtud delicada, que cuesta mucho construir y muy poco perder, por eso siempre ha de ser recíproca.
Los niños y adolescentes tienen acceso a todo tipo de información a través de internet y eso hace que descubran realidades que los padres hubiesen preferido evitar o, al menos, postergar.
En este nuevo contexto, aumenta crecientemente la necesidad de formar en libertad, sin evitar los temas sino invitando a la reflexión.
Proponemos algunas preguntas que pueden ayudaros a sacar partido al vídeo, cuando lo veáis con amigos, en la escuela o en la parroquia:
Preguntas para el diálogo
- ¿Cómo se puede crear un clima de confianza en la familia que conviva con unas normas necesarias, pero que no sean excesivas? ¿Tienes argumentos para explicar a tus hijos los por qué de cada cosa que les pides o desaconsejas?
- ¿Cómo reaccionas ante las equivocaciones de tus hijos? ¿Saben que pueden confiar en ti, también cuando no han hecho algo bien? ¿Les ayudas a ver las consecuencias de sus actos y a recapacitar sobre el modo en que podrían haber evitado esa caída? ¿Transmites fortaleza y esperanza ante las dificultades?
- ¿Estás presente en la vida de tus hijos, y sabes propiciar que te hablen de su vida espontáneamente? ¿Esperas a que tus hijos te cuenten sus cosas, o preguntas tú primero siempre, dando la sensación de que deseas controlar cada uno de sus pasos?
Propuestas para la acción
- Dedica tiempo a escuchar a tus hijos y estate pendiente de los acontecimientos cotidianos que para ellos son importantes: un partido de fútbol, un examen, un enfado entre amigos… A veces en las cosas aparentemente menos importantes están las claves de las fundamentales.
- Libertad es diferente de permisividad: para enseñar a tomar decisiones libres es importante mostrar las consecuencias negativas o positivas de las acciones que llevamos a cabo.
- Da el primer paso: adaptándote a su nivel, habla a tus hijos de tus cosas, también de problemas o dificultades que ellos puedan comprender y sobre los que te puedan aconsejar. De esa forma, entenderán que hay una puerta abierta para que ellos hagan lo mismo.
- Estar pendiente no significa vigilar a tu hijo. Comprobar siempre si lo que te cuenta es cierto o revisar sus cosas genera un clima de desconfianza. Aconseja sin censurar; a veces las personas necesitan equivocarse para descubrir lo que no quieren hacer.
Meditar con la Sagrada Escritura y con el Catecismo de la Iglesia Católica
- “Instruye al muchacho acerca de su camino y ni de viejo se apartará de él” (Proverbios 22, 6)
- “No perdáis, por tanto, vuestra confianza, que tiene una gran recompensa: porque necesitáis paciencia para conseguir los bienes prometidos cumpliendo la voluntad de Dios” (Hebreos 10, 35-36)
- “En el amor no hay temor, sino que el amor perfecto echa fuera el temor, porque el temor supone castigo, y el que teme no es perfecto en el amor. Nosotros amamos, porque Él nos amó primero” (1 Juan 4, 18-19)
- “La educación de la conciencia es una tarea de toda la vida. Desde los primeros años despierta al niño al conocimiento y la práctica de la ley interior reconocida por la conciencia moral. Una educación prudente enseña la virtud; preserva o sana del miedo, del egoísmo y del orgullo, de los insanos sentimientos de culpabilidad y de los movimientos de complacencia, nacidos de la debilidad y de las faltas humanas. La educación de la conciencia garantiza la libertad y engendra la paz del corazón” (Catecismo de la Iglesia Católica, 1784)
- “Los padres son los primeros responsables de la educación de sus hijos. Testimonian esta responsabilidad ante todo por la creación de un hogar, donde la ternura, el perdón, el respeto, la fidelidad y el servicio desinteresado son norma. La familia es un lugar apropiado para la educación de las virtudes. Esta requiere el aprendizaje de la abnegación, de un sano juicio, del dominio de sí, condiciones de toda libertad verdadera” (Catecismo de la Iglesia Católica, 2223)
Meditar con el Papa Francisco
- “Hoy día, el hábito del discernimiento se ha vuelto particularmente necesario. Porque la vida actual ofrece enormes posibilidades de acción y de distracción, y el mundo las presenta como si fueran todas válidas y buenas. Todos, pero especialmente los jóvenes, están expuestos a un zapping constante. Es posible navegar en dos o tres pantallas simultáneamente e interactuar al mismo tiempo en diferentes escenarios virtuales. Sin la sabiduría del discernimiento podemos convertirnos fácilmente en marionetas a merced de las tendencias del momento” (Gaudete et exsultate, 167)
- “Somos libres, con la libertad de Jesucristo, pero él nos llama a examinar lo que hay dentro de nosotros ―deseos, angustias, temores, búsquedas― y lo que sucede fuera de nosotros —los «signos de los tiempos»— para reconocer los caminos de la libertad plena: «Examinadlo todo; quedaos con lo bueno» (1 Ts 5,21) (Gaudete et exsultate, 168)
- “El amor necesita tiempo disponible y gratuito, que coloque otras cosas en un segundo lugar. Hace falta tiempo para dialogar, para abrazarse sin prisa, para compartir proyectos, para escucharse, para mirarse, para valorarse, para fortalecer la relación. A veces, el problema es el ritmo frenético de la sociedad, o los tiempos que imponen los compromisos laborales. Otras veces, el problema es que el tiempo que se pasa juntos no tiene calidad. Sólo compartimos un espacio físico, pero sin prestarnos atención el uno al otro” (Amoris laetitiae, 224)
- “Tampoco es bueno que los padres se conviertan en seres omnipotentes para sus hijos, que sólo puedan confiar en ellos, porque así impiden un adecuado proceso de socialización y de maduración afectiva” (Amoris laetitiae, 279)
Meditar con San Josemaría
- “Los padres son los principales educadores de sus hijos, tanto en lo humano como en lo sobrenatural, y han de sentir la responsabilidad de esa misión, que exige de ellos comprensión, prudencia, saber enseñar y, sobre todo, saber querer y poner empeño en dar buen ejemplo. No es camino acertado para la educación la imposición autoritaria y violenta. El ideal de los padres se concreta más bien en llegar a ser amigos de sus hijos: amigos a los que se confían las inquietudes, con quienes se consultan los problemas, de los que se espera una ayuda eficaz y amable” (Es Cristo que pasa, n. 27)
- “Los padres que aman de verdad, que buscan sinceramente el bien de sus hijos, después de los consejos y de las consideraciones oportunas, han de retirarse con delicadeza para que nada perjudique el gran bien de la libertad, que hace al hombre capaz de amar y de servir a Dios” (Conversaciones, 104)
- “Que no tengan miedo, que sepan que también tú fuiste rebelde a su edad… Vamos a ser sinceros: el que no haya dado guerra a sus padres (…) que levante la mano; ¿quién se atreve a hacerlo? Es justo que tus hijos también te hagan sufrir un poco. Entonces, coges un día a aquel revoltoso, te lo llevas de paseo, le invitas a tomar algo y le dices: ¿sabes que yo, cuando tenía tu edad, hice sufrir a tus abuelos? ¡Fíjate!, les hice esta trastada y aquella otra, y me perdonaron enseguida. Ahora estoy tan dolido de haberlos hecho sufrir: ¡qué lástima! El entenderá, se dará cuenta de que tú eres capaz de comprenderle, de disculparle, y de amarle, con sus defectos. ¡También con sus defectos! Se irá corrigiendo, poco a poco. ¿Quién va a ser mejor educador que un padre o una madre? La pedagogía vuestra, si sois buenos cristianos, es colosal” (Enxomil, Oporto, 31.X.1972)
Textos y enlaces para seguir reflexionando