Una familia que se multiplica

¿Qué lleva a un matrimonio con hijos mayores a ofrecerse para ser familia de acogida? Montse y Juli relatan la experiencia de estos años y el impacto que ha tenido en los cinco miembros de esta familia valenciana.

Montse Porras y Juli Pasqual son un matrimonio que vive en Paiporta, Valencia y que, con sus tres hijos mayores son familia de acogida.

Tras pasar un largo proceso de selección por la administración autonómica, acogen cada año -desde hace ocho-, a un bebé al que cuidan hasta que luego vuelve a su familia de origen o es dado en adopción.

Juli y Montse, ambos supernumerarios del Opus Dei, tienen tres hijos: Iván, que tras estudiar Bellas Artes trabaja de director artístico en una empresa de animación y eventos, Ángel, que estudia Periodismo y Carmen, que cursa Educación Social y Magisterio.

Hace varios años la hija menor, Carmen, les planteó que le gustaría tener algún hermano pequeño. Y precisamente en esa época conocieron a otro matrimonio con 10 hijos que habían acogido a un niño con síndrome de Down. Este encuentro les marcó profundamente.

Decidieron, entonces, ofrecerse a la Conselleria de Bienestar Social y después de dos años y pruebas psicológicas, los admitieron como familia de acogida. Desde entonces reciben, por el periodo de un año, bebés cuyas madres no los pueden cuidar porque están en la cárcel, o porque han sufrido maltrato, o bien consumen sustancias tóxicas, entre otros problemas.

Aprendizajes en familia

Durante estos ocho años, los miembros de esta familia se han implicado en el cuidado de cada bebé como si fuera un hijo más, lo que conlleva las típicas dedicaciones: noches sin dormir, visitas al pediatra, etc. Pero han aprendido de san Josemaría a ofrecer los sacrificios y disfrutar con las alegrías, pues comprueban que los niños mejoran con el paso del tiempo.

Con el paso de las semanas experimentan cómo crece un tierno cariño por el bebé. Por eso, una vez se reintegran procuran mantenerse en contacto, sobre todo si son acogidos en adopción.

Para los hijos de Montse y Juli, la generosidad de sus padres supone un ejemplo de entrega, que les durará toda la vida.