Con la intercesión de don Eduardo

Acudir en caso de necesidad a la intercesión de personas con fama de santidad, es una práctica corriente en la Iglesia. Muchas personas acuden a don Eduardo para que interceda por ellos ante Dios. Estos son algunos ejemplos.

Don Eduardo Ortiz de Landázuri.

Un cáncer de pulmón y dos neumotórax

Diagnosticaron a mi hijo un cáncer de pulmón. Pedí a Dios su curación a través del siervo de Dios Eduardo Ortiz de Landázuri y encargué a toda mi familia que hiciera lo mismo.

Nos dijeron que estaba localizado y que se podía operar, pero con el paso del tiempo las noticias eran más desalentadoras. Según el oncólogo, ya no se podía operar porque tenía adenopatías en el mediastino y el tumor estaba muy cerca de la tráquea. Nos dijeron que como mucho, podría vivir dos años, pero proponían practicarle una toracotomía.

Al intentar obtener muestras para la biopsia le provocaron dos neumotórax. Seguíamos encomendándolo a don Eduardo, y la sorpresa fue cuando después de una radiografía para ver el neumotórax, el médico nos dijo que la mancha había disminuido de tamaño y las adenopatías estaban desapareciendo. Todo esto, sin ningún tratamiento que pudiera justificar los cambios.

Mas tarde, lo vio otro especialista que nos aseguró que no tenía cáncer. Por último, en la Clínica Universitaria de Navarra hicieron la biopsia, y tampoco encontraron nada tumoral.

A.V.

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Un feto no era viable

Con la primera ecografía que le hicieron a mi nuera, le dieron la gratísima noticia de que estaba embarazada de mellizos. En la segunda, todo era normal, pero en la tercera, el ginecólogo le dijo que uno de los fetos no era viable por tener el uréter totalmente obstruido. Otro colega, le confirmó el diagnóstico y comentó que lo mejor era eliminarlo en beneficio del otro feto.

Consultaron a otro especialista, y dijo que podía ser un quiste, pero que con las ecografías, el primer diagnóstico parecía correcto. En una nueva consulta, la opinión fue la misma, aunque la obstrucción podría ser parcial.

Desde el principio acudí a don Eduardo, porque mi nuera también es médico y me parecía que iba a escucharme. El embarazo siguió adelante, aunque debió guardar mucho reposo. Por fin, un mes antes de lo previsto nacieron dos hermosas criaturas: un niño (el del milagro) y una niña. Agradezco a don Eduardo este favor que ha llenado de alegría a toda la familia.

Mª.H.V.A.