Esta infección viral, que aparece en las uñas o a su alrededor, y en las plantas de los pies, es difícil de tratar debido a que tiene una alta incidencia de recurrencia. El virus logra inocularse profundamente en la piel.
Le sugerí rezar a Dora del Hoyo. Ella estuvo de acuerdo. Rezó intensamente a Dora para que pudiera trabajar bien en la cocina. Me sorprendió que la lesión desapareciera en tres meses.
Hace dos años, una trabajadora de ultramar, empleada de cocina, acudió a nuestra clínica porque tenía esta infección en su mano. Hicimos una cauterización suave en las lesiones, pero desafortunadamente el virus volvió a aparecer a los tres meses. Hicimos una segunda cauterización, y enviamos a la paciente a casa con medicamentos tópicos que ayudarían a mejorar el sistema inmunológico de la piel. Desafortunadamente, las lesiones volvieron a aparecer a los dos meses. Ella no pudo acudir para continuar con el tratamiento. Después de unos meses, su jefe, que resultó ser amigo mío, me envió un mensaje diciendo que el virus había desaparecido. Mencionó que su empleada pidió la intercesión de Dora del Hoyo para su curación y así poder hacer bien su trabajo en la cocina. Las lesiones desaparecieron espontáneamente en pocas semanas, sin intervención médica.
Hace un año, otra cocinera vino con el virus en la uña de su pulgar y de su dedo anular. Le advertí que podría tardar más de un año antes de que el virus desapareciera. Se sometió a la cauterización y se fue a casa con medicinas tópicas. Ella siguió viniendo cada dos semanas para las curaciones, para mantener la lesión viral lo más delgada posible. Esto facilitaría la absorción de la medicina tópica. Le sugerí rezar a Dora del Hoyo. Ella estuvo de acuerdo. Rezó intensamente a Dora para que pudiera trabajar bien en la cocina. Me sorprendió que la lesión desapareciera en tres meses. He visto a muchos pacientes con verrugas debajo de la uña y suele tomar años antes de que la lesión se vaya.
"Mamá, tienes que llevar eso a la clínica porque la médico no sólo tratará el virus, ¡ella también rezará por ti!”
Por esa misma temporada, un joven consultó por el virus en su dedo gordo. Lo tenía desde hacía un año. Regularmente jugaba al baloncesto, por lo que se esperaba que el virus reapareciera. Ya había sido cauterizado antes y lo volvimos a cauterizar en nuestra clínica dos veces. Luego se fue a casa con los medicamentos tópicos habituales. Cada dos a cuatro semanas seguimos los controles. Tuvo otras dos cauterizaciones porque el virus seguía recurriendo. Intenté otro tipo de medicina tópica con la esperanza de que el virus desapareciera. Le pregunté si él estaría dispuesto a rezar. Él aceptó. Le di una estampa con la oración de Dora. También empecé a rezar por él. A las dos semanas, me envió una foto de su dedo del pie a través de Viber. Muy emocionado, comentó que parecía haber una señal significativa de mejora. Al mes, el virus se resorbió por completo. Volvió a jugar al baloncesto. Hace unos meses, su propia madre también desarrolló el virus en su pierna; estaba tratando de eliminarlo con una solución tópica. Ella vino a la clínica hace una semana para comprar algunos medicamentos y le contó a nuestra secretaria que le había mostrado su lesión a su hijo. Él le había comentado: "Mamá, tienes que llevar eso a la clínica porque la médico no sólo tratará el virus, ¡ella también rezará por ti!”
He nombrado a Dora mi intercesora para todos los casos difíciles de verruga. ¡Gracias a su poderosa intercesión, mis pacientes no tienen que esperar demasiado tiempo antes de que su virus desaparezca!
M. M.