Una hora de estudio, para un apóstol moderno, es una hora de oración Camino, n. 335.
1. Ponte un crucifijo
Antes de empezar a trabajar, pon sobre tu mesa o junto a los útiles de tu labor, un crucifijo. De cuando en cuando, échale una mirada...
Cuando llegue la fatiga, los ojos se te irán hacia Jesús, y hallarás nueva fuerza para proseguir en tu empeño. Porque ese crucifijo es más que el retrato de una persona querida - los padres, los hijos, la mujer, la novia...; Él es todo: tu Padre, tu Hermano, tu Amigo, tu Dios, y el Amor de tus amores.
(Via Crucis, Estación XI. n. 5)
2. Hoy y ahora
No dejes tu trabajo para mañana.
3. Últimas piedras
(...) Deja tu afición a las primeras piedras y pon la última en uno solo de tus proyectos,
4. Pon intenciones
Tienes un caballo de batalla que se llama estudio: te propones mil veces aprovechar el tiempo y, sin embargo, te distrae cualquier cosa. A veces te cansas de ti mismo, por la escasa voluntad que muestras; aunque todos los días recomienzas de nuevo.
¿Has probado a ofrecer tu estudio por intenciones apostólicas concretas?
5. Ofrece a Jesús tu esfuerzo
Cuando te resulte muy cuesta arriba estudiar, ofrece a Jesús ese esfuerzo. Dile que continúas sobre los libros, para que tu ciencia sea el arma con que combatas a sus enemigos y le ganes muchas almas…. Entonces, ten la seguridad de que tu estudio lleva camino de hacerse oración.
6. Haz lo que debes y está en lo que haces
¿Quieres de verdad ser santo? - Cumple el pequeño deber de cada momento: haz lo que debes y está en lo que haces.
7. Aprovecha el tiempo
Aprovéchame el tiempo. —No te olvides de la higuera maldecida. Ya hacía algo: echar hojas. Como tú...
—No me digas que tienes excusas. —No le valió a la higuera —narra el Evangelista— no ser tiempo de higos, cuando el Señor los fue a buscar en ella.
—Y estéril quedó para siempre.
8. El estudio es obligación grave
Oras, te mortificas, trabajas en mil cosas de apostolado.... pero no estudias. -No sirves entonces si no cambias.
El estudio, la formación profesional que sea, es obligación grave entre nosotros.
9. Pon el mismo empeño en tratar a Dios
Está bien que pongas ese empeño en el estudio, siempre que pongas el mismo empeño en adquirir la vida interior.
10. No te desanimes, Dios no pierde batallas
(...) Recuérdalo bien y siempre: aunque alguna vez parezca que todo se viene abajo, ¡no se viene abajo nada!, porque Dios no pierde batallas.
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