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Josemaría era un chico como tú. Tenía familia y amigos, sueños y dudas, miedos y aspiraciones. Al tomar su fe enserio, Dios le hizo ver cómo podía mejorar el mundo y ayudar a los demás siendo como era: con sus virtudes y defectos.

Con la confianza que hay entre amigos, el Señor le pidió que recordara a todos que Él los esperaba, ahí en lo que ya estaban haciendo. Josemaría lo dijo con su vida: el Evangelio es en el ahora; el Evangelio es para todos; el Evangelio en todas partes. Eso es el Opus Dei.

"Tuyo soy, para ti nací: ¿qué quieres, Jesús, de mí?"

Jose María Julián Mariano nació el 9 de enero de 1902. Sus padres, José y Dolores, vivían en Barbastro, una ciudad del norte de España. Su infancia no estuvo exenta de dificultades y sufrimientos. Sus tres hermanas menores fallecieron siendo muy pequeñas, y él mismo estuvo a punto de morir a los 2 años a raíz de una enfermedad. Después, cuando Josemaría tenía 13 años, su padre perdió su trabajo y toda la familia tuvo que trasladarse a Logroño.

¡Señor, que vea! ¡Señora, que sea!

En Logroño, Josemaría sintió una particular llamada de Dios y decidió ser en sacerdote, sueño que vio realizado el 28 de marzo de 1925, cuando tenía 23 años. Con la muerte de su padre, Josemaría (que simultáneamente había estudiado una licenciatura en Leyes) quedó como responsable de sacar adelante a su madre y hermanos.

“Veintiséis años, la gracia de Dios y buen humor”

Josemaría decidió trasladarse con su familia a Madrid para hacer el doctorado en Leyes. Allí, inició una intensa actividad pastoral, atendiendo a pobres y enfermos. El 2 de octubre de 1928, Josemaría recibió una luz especial de Dios para recordar al mundo que todos los cristiados están llamados a alcanzar el Cielo a través de su vida ordinaria. Para ello, el joven sacerdote (no tenía más que 26 años) se apoyó en jóvenes universitarios para sacar adelante este gran proyecto de Dios.

“Venga lo que viniere, todo es para bien, porque todo viene de las manos de nuestro Padre-Dios”.

A mediados de 1936, inició la Guerra Civil en España y comenzó una fuerte persecución religiosa. En noviembre de 1937, Josemaría y un grupo de jóvenes del Opus Dei abandonaron Madrid, huyendo a través de Los Pirineos. Ya en Burgos, Josemaría pudo nuevamente ejercer su labor sacerdotal. Desde allí, envió cartas a los jóvenes miembros del Opus Dei que se ubicaban en distintas zonas del país (algunos incluso en los frentes de batalla) y concluyó el escrito que poco después sería publicado como “Camino”.

“De cien almas, nos interesan las cien”.

Josemaría volvió a Madrid en 1939, al final de la Guerra Civil, donde reanudó la labor apostólica del Opus Dei. Algunos años después, con el fin de encontrar la forma adecuada para que el Opus Dei pudiera organizarse dentro del Código de Derecho Canónico, Josemaría se trasladó a vivir a Roma. Allí, impulsó la construcción de la sede central de la Obra. Mientras tanto, el Opus Dei comenzó a crecer en países como Portugal, Francia, Inglaterra, México, Estados Unidos, Suiza, Brasil, Japón y Kenia.

“Este es nuestro destino en la tierra: luchar por amor hasta el último instante”.

El 26 de junio de 1975, Josemaría falleció repentinamente en Roma, después de mirar una imagen de la Virgen de Guadalupe, como había sido su deseo. El 17 de mayo de 1992, fue declarado beato, y el y 6 de octubre de 2002, Juan Pablo II lo canonizó en la Plaza de San Pedro, llamándolo “el santo de la vida ordinaria”.