Un 18 de mayo en la historia de Guadalupe

En la biografía de Guadalupe Ortiz de Landázuri el 18 de mayo se ha convertido en un día especial. Sucesos importantes tuvieron lugar en ése día a lo largo de su vida: en 1924, su primera comunión; en 1944 llegó a vivir a un centro de la Obra...

Guadalupe Ortiz de Landázuri en el día de su Primera Comunión.

Desde que el pasado 8 de junio se hizo público el decreto sobre el milagro atribuido a la intercesión de Guadalupe Ortiz de Landázuri, ya sólo faltaba esperar para conocer la fecha de la ceremonia de beatificación.

Pasaban los meses, y el día y el lugar seguían siendo una incógnita, hasta que el viernes 26 de octubre, se supo que el Papa Francisco ha determinado que la beatificación del primer fiel laico del Opus Dei en subir a los altares tenga lugar en Madrid –la ciudad que la vio nacer–, el 18 de mayo de 2019.

En la carta que escribió tras conocerse el anuncio, el prelado del Opus Dei, Fernando Ocáriz, subrayaba una feliz “casualidad”: «Considero una providencial coincidencia que la beatificación tenga lugar en el aniversario de la Primera Comunión de Guadalupe. Este hecho nos recuerda que “poner a Jesús en el centro de nuestra vida significa adentrarse más en la oración contemplativa en medio del mundo, y ayudar a los demás a ir por caminos de contemplación” (Carta Pastoral, 14-II-2017)».

El 18 de mayo es un día especial para Guadalupe. Una de esas fechas que traspasan el calendario y se engarzan con una puntada maestra en la trama afectiva de la propia vida, en la que no cuenta tanto el cronos como el kairós. Como refería el Padre en su misiva, ese día, a la edad de siete años, la nueva beata hizo la Primera Comunión en Segovia, donde su padre era profesor de Topografía en la Academia de Artillería. Era entonces alumna del colegio La Emulación, un centro donde se educaban muchas de las hijas de los artilleros. Había sido educada en el seno de una familia cristiana y en la escuela se preparó para acercarse al sacramento de la Eucaristía.

Fue también un 18 de mayo, exactamente veinte años después, en 1944, cuando Guadalupe se fue a vivir a una casa de la Obra. Había solicitado la admisión dos meses antes. Tenía por aquel entonces 27 años y era maestra de Química en el colegio de la Irlandesas y en el liceo francés de Madrid.

Fue su hermano Eduardo quien la acompañó a un chalet ubicado en la calle Jorge Manrique, en la colonia de El Viso. Guadalupe anotó entonces en su agenda personal: “18 de mayo, día de la Ascensión. Me llevó Eduardo a la Residencia, en la calle de Jorge Manrique, 19. Me despedí de mamá en casa. Es el mismo día que hace 20 años hice en Segovia –a los siete años– la primera Comunión”.

Tres años después, el 18 de mayo de 1947, hizo la incorporación definitiva a la Obra. Desde entonces, no tuvo otro deseo más que ser fiel al compromiso adquirido con Dios de buscar la santidad en la vida corriente. Hasta su muerte, el 16 de julio de 1975, demostró una gran soltura, iniciativa y capacidad de adaptación para emprender diversas iniciativas de formación en favor de la mujer, trasladándose a otras ciudades, e incluso a otros países cuando fue necesario.

Uno de esos destinos fue Ciudad de México. Allí llegó en marzo de 1950, para extender la semilla del Opus Dei en América. Pronto participó en la instalación de una residencia para estudiantes universitarias, situada en la calle Copenhague. En poco más de un mes tenían listo el oratorio.

La primera Misa en la residencia se celebró el 18 de mayo de 1950. Esta coincidencia de fechas no dejó indiferente a Guadalupe, quien escribía a san Josemaría cinco días antes en una de las muchas cartas que le envió, en las que solía abrirle su alma: “Padre: ya quisiera poder decirle que el día 18 tendremos al Señor en casa, pero no es seguro. Depende del dorador que está arreglando el retablo donde está la Virgen, y el altar. Cuánto me gustaría que ese día tan grande de la Ascensión tuviéramos la primera Misa. Acuérdese un poco y pida ese día por esta casa y un poco también por mí: ese día hice la Primera Comunión, vine a vivir a Casa, y también hice la fidelidad”.

Si, tal como la Iglesia reconoce con su beatificación, Guadalupe goza ya de la gloria del cielo, poco le importará el correr del tiempo y el calendario. Pero no deja de ser un guiño cariñoso que el día en que será elevada a los altares sea precisamente un 18 de mayo, en esta ocasión del año 2019.