En el mes de diciembre comencé a acudir a Tomás Alvira y Paquita Domínguez para conseguir por su intercesión el contrato de Asociación con el Estado para la Escuela en que trabajo. La ventaja de este contrato es obtener subvenciones y tener acceso a los equipamientos de las Escuelas Públicas. Recé con mucha fe la oración durante los meses correspondientes a la preparación del dossier, presentación en la administración y estudio por su parte. El ambiente de nuestro equipo era más bien pesimista porque “la ausencia de presupuesto”, razón de los tres rechazos precedentes, seguía igual. Pero yo insistía a mis “nuevos amigos”.
A final de marzo recibimos una respuesta idéntica a la de años anteriores: no hay contrato porque falta presupuesto. Interiormente me dije: “no han dicho su última palabra”. En junio llegó una carta del Inspector informando de la obtención del contrato para el inicio de curso siguiente. En ese momento cada miembro del Consejo de Dirección dijo “está claro: son los esposos Alvira, es un milagro recibir una carta fuera de plazo y que desdice un correo precedente”. Supimos después que Tomás Alvira se había ocupado mucho de los Colegios en España. A partir de ese momento, cada vez que tenemos una necesidad nos dirigimos a ellos.
F.C