A la primera convivencia acudieron diez seminaristas. Fueron días inolvidables, en los que se alternaron meditaciones, charlas, clases, tertulias...
Fruto de ese primer encuentro, surgió la idea de organizar una convivencia de varios días, para compartir momentos de formación y de tiempo libre entre personas con un mismo deseo de servicio en la Iglesia.
A la primera convivencia acudieron diez seminaristas. Fueron días inolvidables, en los que se alternaron meditaciones, charlas, clases, tertulias con invitados, alguna película y momentos de deporte. Aquellos días ayudaron a los participantes a entender más la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz y el ambiente de familia que se vive entre sus miembros.
El ambiente de piedad, alegría y familiaridad ha sido constante en todos los encuentros.
Fue muy apreciada una tertulia con l’abbé Arnaud, un sacerdote cooperador, que contó con sencillez cuánto le había ayudado conocer el Opus Dei para su vida sacerdotal. Otro gran éxito lo constituyeron las clases de Antropología a cargo de l’abbé Traoré. Les gustaban tanto a los seminaristas que, cuando era la hora de acabar, no querían parar. También hubo un momento festivo al final de la convivencia, rato en el que se revelaron varios talentos artísticos de los muchachos. De esa experiencia, los participantes salieron con mucha ilusión apostólica.
A la segunda edición, acudieron doce seminaristas nuevos. A la tercera y más reciente, la cifra de asistentes subió a veinte. El ambiente de piedad, alegría y familiaridad ha sido constante en todos los encuentros. Cada seminarista se propone siempre ayudar a sus amigos y acercar a la Obra a sus compañeros. Muchos de los que participaron en la primera edición son ya diáconos, por lo que empiezan a experimentar el valor de compartir experiencias y momentos con otros diáconos y presbíteros. Esperamos que, de este modo, la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz pueda ayudar a toda la labor que hace la Iglesia en Costa de Marfil.