San Josemaría mostró durante toda su vida un gran afecto hacia los sacerdotes diocesanos y un sincero desvelo por la formación sacerdotal. En sintonía con este interés, su primer sucesor, el beato Álvaro del Portillo, impulsó la creación en Pamplona del Seminario Internacional Bidasoa, erigido en 1988 por la Santa Sede.
Con motivo de los treinta años del Seminario internacional Bidasoa, se ha publicado recientemente un libro que recoge recuerdos, anécdotas y fotos que testimonian sus tres décadas de historia: Colegio Eclesiástico Internacional Bidasoa. 30 Aniversario.
El arzobispo de Pamplona, monseñor Francisco Pérez, escribe en el prólogo del libro: «El seminario Bidasoa cumple treinta años. A lo largo de tres décadas se han formado seminaristas que han recorrido todo un proceso formativo de calidad humana, intelectual, espiritual y pastoral; después como sacerdotes se han incorporado a sus diócesis de origen, siendo estas de muchas partes del mundo. El aniversario y los frutos cosechados son motivos más que suficientes para dar gracias y gloria a Dios».
Que el seminarista sea protagonista de su proceso formativo
Durante estos años, más de mil seminaristas de numerosos países han madurado su vocación sacerdotal acompañados por los formadores de Bidasoa. «Nuestra tradición formativa —escribe el rector actual, Juan Alonso— se apoya en la convicción de la importancia de la libertad personal como medio indispensable para lograr la necesaria madurez humana, espiritual, intelectual y misionera. Deseamos que cada seminarista sea protagonista de su proceso formativo, y sabemos que la libertad responsable solo arraiga en un ambiente de confianza y amistad, de franqueza y alegría».
Las páginas del libro publicado hace unas semanas manifiestan, justamente, ese ambiente. Se aprecia cómo, en las distintas épocas, seminaristas de lugares tan lejanos entre sí comparten con alegría una misma experiencia formativa: las tertulias y las excursiones, el estudio y las clases, los ratos de oración y las actividades pastorales.
Espíritu católico y unión con el obispo de su diócesis
El carácter internacional constituye una rica experiencia humana y eclesial, que ayuda a aumentar en cada seminarista un espíritu católico —universal— y apostólico. Asimismo, se fomenta la unión de cada uno de los seminaristas con su obispo y con los sacerdotes de su presbiterio diocesano y la estima de los valores culturales y religiosos de su propia región.
Precisamente, con motivo de los treinta años, el prelado del Opus Dei, monseñor Fernando Ocáriz, escribió estas palabras: «Seguid fomentando personalmente en los seminaristas un intenso amor a la Iglesia universal, al Papa, a la propia diócesis y al propio Obispo».
En el 2011, el Seminario inauguró una nueva sede, fruto de la generosidad de muchas personas, especialmente de José María Recalde Chueca (+ 2009), principal benefactor que no pudo ver terminadas las obras.
Actualmente se forman en Bidasoa alrededor de cien seminaristas que provienen de África, América, Asia y Europa.