Vídeo resumen de las ordenaciones (pantalla grande)
Galería de fotos de la ceremonia.
Durante la homilía, el prelado recordó a los nuevos sacerdotes que a partir de ahora serán “ministros de la misericordia divina, administradores del perdón de los pecados y del Pan de vida”. Y les animó a fomentar el deseo que con frecuencia repetía san Josemaría: “¡que yo vea con tus ojos, Cristo mío!”.
“Tengamos una confianza muy grande –continuó Mons. Echevarría– en el Señor, el único Pastor, ya que los ministros sagrados son solamente instrumentos suyos (…) Especialmente en los momentos oscuros que pueden presentarse en el curso de la existenciavayamos a Él, que nos espera en el Sagrario, para confiarle el peso que grava sobre nuestra alma, las dificultades que quizá nos agobian. Y nos quedaremos tranquilos”.
El prelado invitó a los nuevos sacerdotes a “revivir cada día el empeño diligente por servir a las almas, sin olvidar a los pobres, a los enfermos, que son un tesoro para la Iglesia y para la sociedad; con su ayuda nació el Opus Dei”.
Durante la homilía, el obispo recordó a los nuevos santos Juan XXIII y Juan Pablo II, y al futuro beato Álvaro del Portillo: “Nos estamos acercando a la beatificación de don Álvaro, que tendrá lugar en el mes de septiembre. Os recomiendo que acudáis con confianza a él y que recordéis su vida de servicio fiel a Dios y a las almas. Con palabras suyas, os repito: «No os asuste nunca la desproporción entre vuestra poquedad y la grandeza de estos misterios de Dios de los que vais a ser dispensadores. Que esta desproporción, mientras os impulsa a luchar por la santidad personal, sea siempre motivo de admiración y gratitud a la bondad de Dios»”.
Mons. Echevarría sugirió a los familiares de los nuevos sacerdotes: “Agradeced al Señor el regalo que os ha otorgado; que esta ordenación sacerdotal sea para vosotros un estímulo que os acerque más a Dios. Y vosotros, queridos hijos –añadió– no olvidéis nunca todo lo que debéis a la oración, a la educación y al buen ejemplo que habéis recibido en el seno de vuestras familias”.
Dirigiéndose a todos los presentes, pidió oraciones para que “los nuevos presbíteros, los obispos, los sacerdotes y los diáconos caminen con prontitud por la vía de la santidad. Especialmente, como buenos hijos, renovamos el propósito de rezar mucho por el Santo Padre, por su trabajo, sus intenciones, sus colaboradores”.