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El 28 de marzo de 1925, san Josemaría se ordenó sacerdote. Cincuenta años después, el 26 de junio de 1975, concluyó su vida terrena. Para celebrar este periodo, te invitamos a participar en un desafío: el San Josemaría Challenge.

¿En qué consiste?

Cada semana te propondremos:

  • Una breve lectura de san Josemaría.
  • Un desafío concreto para aplicar en la vida diaria.
  • Tres preguntas de reflexión para que te hagas cada día por la mañana, en tu oración personal y en el examen de conciencia de la noche.

📖 Lectura

Trabajar como Jesús en Nazaret
Amigos de Dios, n56


Si os fijáis, entre las muchas alabanzas que dijeron de Jesús los que contemplaron su vida, hay una que en cierto modo comprende todas. Me refiero a aquella exclamación, cuajada de acentos de asombro y de entusiasmo, que espontáneamente repetía la multitud al presenciar atónita sus milagros: bene omnia fecit3, todo lo ha hecho admirablemente bien: los grandes prodigios, y las cosas menudas, cotidianas, que a nadie deslumbraron, pero que Cristo realizó con la plenitud de quien es perfecto Dios y hombre perfecto.

Toda la vida del Señor me enamora. Tengo, además una debilidad particular por sus treinta años de existencia oculta en Belén, en Egipto y en Nazaret. Ese tiempo –largo–, del que apenas se habla en el Evangelio, aparece desprovisto de significado propio a los ojos de quien lo considera con superficialidad. Y, sin embargo, siempre he sostenido que ese silencio sobre la biografía del Maestro es bien elocuente, y encierra lecciones de maravilla para los cristianos. Fueron años intensos de trabajo y de oración, en los que Jesucristo llevó una vida corriente –como la nuestra, si queremos–, divina y humana a la vez; en aquel sencillo e ignorado taller de artesano, como después ante la muchedumbre todo lo cumplió a la perfección.


🎯 Desafío

Esta semana te invitamos a identificar al menos tres momentos del día en los que puedas tomar conciencia de la presencia de Dios.


❓ Preguntas

Esta semana puedes rezar y reflexionar sobre estas tres preguntas:

  1. ¿Cuándo me resulta más difícil acordarme de Dios?
  2. ¿Qué momentos de mi rutina pueden convertirse en un “encuentro con Dios”?
  3. ¿Mi día cambia cuando pongo a Dios en el centro?