El 28 de marzo de 1925, san Josemaría se ordenó sacerdote. Cincuenta años después, el 26 de junio de 1975, concluyó su vida terrena. Para celebrar este periodo, te invitamos a participar en un desafío: el San Josemaría Challenge.
¿En qué consiste?
Cada semana te propondremos:
- Una breve lectura de san Josemaría.
- Un desafío concreto para aplicar en la vida diaria.
- Tres preguntas de reflexión para que te hagas cada día por la mañana, en tu oración personal y en el examen de conciencia de la noche.
📖 Lectura
Nos quedamos removidos, con una fuerte sacudida en el corazón, al escuchar atentamente aquel grito de San Pablo: esta es la voluntad de Dios, vuestra santificación1. Hoy, una vez más me lo propongo a mí, y os recuerdo también a vosotros y a la humanidad entera: esta es la Voluntad de Dios, que seamos santos.
Para pacificar las almas con auténtica paz, para transformar la tierra, para buscar en el mundo y a través de las cosas del mundo a Dios Señor Nuestro, resulta indispensable la santidad personal. En mis charlas con gentes de tantos países y de los ambientes sociales más diversos, con frecuencia me preguntan: ¿Y qué nos dice a los casados? ¿Qué, a los que trabajamos en el campo? ¿Qué, a las viudas? ¿Qué, a los jóvenes?
Respondo sistemáticamente que tengo un solo puchero. Y suelo puntualizar que Jesucristo Señor Nuestro predicó la buena nueva para todos, sin distinción alguna. Un solo puchero y un solo alimento: mi comida es hacer la voluntad del que me ha enviado, y dar cumplimiento a su obra2. A cada uno llama a la santidad, de cada uno pide amor: jóvenes y ancianos, solteros y casados, sanos y enfermos, cultos e ignorantes, trabajen donde trabajen, estén donde estén. Hay un solo modo de crecer en la familiaridad y en la confianza con Dios: tratarle en la oración, hablar con Él, manifestarle –de corazón a corazón– nuestro afecto.
🎯 Desafío
Esta semana te invitamos a ofrecer a Dios tu trabajo o estudio con una oración inicial y hacerlo con amor.
❓ Preguntas
Las tres preguntas que esta semana puedes hacerte para reflexionar en tu oración personal y en tu examen de conciencia de la noche son las siguientes:
- ¿Cómo puedo ofrecer al Señor mis actividades diarias?
- ¿Qué aspecto de mi vida puedo vivir más cerca de Dios?
- ¿Qué cambiaría si pongo el corazón en todo lo que hago?