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1. ¿Qué es la Cuaresma? ¿Desde cuándo se vive la Cuaresma? ¿Cuál es el sentido de la Cuaresma?

2. ¿Cuándo empieza y cuándo termina el tiempo de Cuaresma?

3. ¿Qué es el Miércoles de Ceniza? ¿Qué simboliza la ceniza?

4. ¿A qué invita la Iglesia en Cuaresma?

5. ¿Qué es la conversión? ¿Por qué tienen que convertirse los cristianos ya bautizados?

6. ¿Cómo puedo concretar mi deseo de conversión?

7. ¿Cuál es el sentido de practicar el ayuno y la abstinencia?


1. ¿Qué es la Cuaresma? ¿Desde cuándo se vive la Cuaresma? ¿Cuál es el sentido de la Cuaresma?

La Cuaresma son 40 días antes de la Pascua, un tiempo especial para prepararnos para la fiesta más importante del cristianismo: la Resurrección de Jesús. Este periodo de reflexión y cambio empezó a ser reconocido por la Iglesia desde el siglo IV, como un momento para renovarnos, practicar la penitencia y acercarnos más a Dios.

En el Catecismo de la Iglesia Católica (540) se nos dice que "la Iglesia se une todos los años, durante los cuarenta días de la Gran Cuaresma, al Misterio de Jesús en el desierto". Así como Jesús pasó 40 días en el desierto para prepararse para su misión, nosotros usamos estos días para purificar nuestro corazón, reforzar nuestra vida cristiana y vivir con una actitud penitencial. Es un tiempo para volver a lo esencial, reflexionar sobre nuestra vida y fortalecer nuestra relación con Dios.

2. ¿Cuándo empieza y cuándo termina el tiempo de Cuaresma?

La Cuaresma empieza el Miércoles de Ceniza y termina justo antes de la Misa de Jueves Santo, la Misa de la Cena del Señor. Es un tiempo para prepararnos, de manera más intensa, para vivir la Pascua.

 ¿Qué se debe vivir los viernes de Cuaresma?

Durante la Cuaresma, los viernes son días especiales de penitencia. Son momentos en los que recordamos la muerte de Jesús en la cruz, y la Iglesia nos invita a hacer un esfuerzo adicional para vivir este tiempo de manera profunda. Por eso, es común ayunar, practicar la limosna y participar en celebraciones como las liturgias penitenciales o las peregrinaciones, que son maneras de renovar nuestra fe.

Los viernes de Cuaresma, especialmente, se nos invita a abstenernos de comer carne, como una forma de recordar el sacrificio de Jesús. Además, el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo también son días de ayuno y abstinencia, para unirnos más a lo que Jesús vivió por nosotros.

3. ¿Qué es el Miércoles de Ceniza? ¿Qué simboliza la ceniza?

El Miércoles de Ceniza es como el silbato que anuncia el inicio de un tren: es el arranque de la Cuaresma, el aviso de que comienza un tiempo especial para renovar nuestra vida cristiana. Es un día de reflexión y de tomar conciencia de la necesidad de cambiar y acercarnos más a Dios.

Recibir la ceniza es un acto simbólico. La ceniza nos recuerda que somos humanos, frágiles y que todos necesitamos la ayuda de Dios. También simboliza nuestra condición pecadora y nuestra disposición para volver a empezar. Pero, a la vez, nos da esperanza, porque, aunque caminamos hacia la muerte, estamos llamados a participar en la resurrección de Cristo. Es un recordatorio de que, al igual que Jesús murió y resucitó, nosotros también podemos renacer, dejando atrás lo que nos aleja de Dios.

4. ¿A qué invita la Iglesia en Cuaresma?

La Iglesia nos invita a vivir la Cuaresma como un tiempo de retiro espiritual, un espacio para hacer una pausa y reflexionar. Es un momento para fortalecer nuestra relación con Dios a través de la oración y la meditación, pero también para hacer un esfuerzo personal, como una especie de "desintoxicación espiritual", en la que dejamos de lado lo que nos aleja de Él.

Este esfuerzo de mortificación (como el ayuno o la limosna) es algo que cada uno decide de acuerdo a lo que puede dar, pero siempre con generosidad. La Cuaresma no es solo un sacrificio, sino una oportunidad para crecer y prepararnos para la gran fiesta de la Pascua: la Resurrección de Jesús. Es el momento para una conversión profunda, para renovar nuestro corazón y estar más preparados para vivir el Domingo de la Resurrección con alegría y paz.

5. ¿Qué es la conversión? ¿Por qué tienen que convertirse los cristianos ya bautizados?

Convertirse es como cuando tu teléfono o computadora empieza a ir más lento porque tienes muchas apps abiertas o archivos que no usas. A veces, es necesario hacer una limpieza: cerrar lo que está de más, borrar lo que no sirve, y dejar espacio para que funcione mejor. La conversión es ese "reset" o "limpieza" de nuestro corazón y mente, dejando atrás lo que no nos ayuda a vivir mejor y acercarnos más a Dios.

Aunque ya hemos sido bautizados, todos necesitamos seguir renovándonos, como cuando un deportista, aunque ya sea bueno, siempre busca mejorar y entrenar para ser mejor. La conversión no es algo que solo pasa una vez; es un proceso constante de volver a ajustar lo que no funciona bien y enfocarnos en lo que realmente importa.

Y al igual que cuando necesitamos ayuda para arreglar un problema en nuestro teléfono, la conversión no depende solo de nosotros. Es la gracia de Dios, ese toque de Su amor, lo que nos ayuda a cambiar y empezar de nuevo, a responder a Su invitación de estar más cerca de Él.

6. ¿Cómo puedo concretar mi deseo de conversión?

La conversión no es solo un deseo, sino algo que se concreta con acciones. Hay varias formas de llevarlo a cabo. Una de las más importantes es acudir al Sacramento de la Confesión, donde podemos volver a encontrarnos con Dios y empezar de nuevo. También es fundamental superar las divisiones, perdonando a los demás y buscando vivir en paz y unidad.

Otra manera de concretar nuestra conversión es a través de las Obras de Misericordia, que son actos concretos de amor y ayuda hacia los demás.

Y, si tienes dudas o no sabes por dónde empezar, siempre puedes hablar de tu deseo de conversión en el acompañamiento espiritual, con un sacerdote o persona de referencia. Ellos pueden ayudarte a descubrir qué pasos dar para vivir esta conversión de manera más profunda y concreta.

7. ¿Cuál es el sentido de practicar el ayuno y la abstinencia?

El ayuno y la abstinencia son formas que nos propone la Iglesia para crecer en el espíritu de penitencia. Pero, más allá de los actos externos, lo importante es la conversión interior. No se trata solo de lo que hacemos por fuera, sino de cambiar nuestra actitud y acercarnos más a Dios con el corazón. Si no hay un cambio interior, el ayuno pierde su sentido.

Además del ayuno de la comida, el ayuno se puede vivir de forma más amplia. A veces, ayunar significa dejar de lado cosas buenas, como redes sociales, series, música o incluso algunas comodidades, como sacrificio para centrarnos más en Dios.

Pero el ayuno también implica luchar contra aquellos hábitos o actitudes que nos alejan de Él. Puede ser un "ayuno" del mal humor, de mirarnos demasiado en el espejo, o de las prisas al rezar. Se trata de hacer esfuerzos conscientes por mejorar en los aspectos de nuestra vida que no nos ayudan a acercarnos a Dios.