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¿Estudias pero no le encuentras sentido a tanto esfuerzo? ¿Además del estudio tienes una vida llena de actividades, pero sientes que algo te falta? ¿Quieres saber qué proyecto tiene Dios para ti? ¿Tienes temor a fracasar en el estudio? ¿Estás desorientado en el camino a seguir?

Esta “novena” es para ti: durante nueve días, en las distintas circunstancias en que te encuentres, pide ayuda a san Josemaría. Él fue estudiante y formador de estudiantes: te comprende y presentará tus peticiones ante Dios.

Puedes pedirle que interceda por ti para superar las dificultades que tengas; para que puedas iniciar o culminar con éxito tu formación profesional, sobre todo en situaciones adversas; para que puedas dar sentido a tu estudio; y pedir por tantas otras necesidades propias de tu período como estudiante.

El fundador del Opus Dei siempre tuvo la inquietud de enseñar a los jóvenes a aprovechar su etapa como estudiantes para crecer como personas y ser mejores hijas e hijos de Dios. De su mensaje y ejemplo puedes aprender a estudiar bien, por amor a Dios y a los demás.

Para cada uno de los nueve días hay una frase de san Josemaría para meditar, una breve reflexión y un propósito. Luego, finalizas con una oración pidiendo su intercesión. Él es tu mejor aliado porque está junto a Dios y a la Virgen María: cuenta siempre con su apoyo.

Si quieres, también puedes descargar el texto para esta novena aquí

1° día – Construir un mundo mejor, estudiando

“Estudio, trabajo: (…) Son arma fundamentalísima para quien quiera ser apóstol en medio del mundo” (Surco, 483).

Reflexión: La vida del estudiante puede llenar miles de páginas: ocupaciones, tareas y proyectos, ilusiones y encargos: en la casa, en el colegio, en la universidad... pero hay algo que en realidad nos define: el estudiante es el que estudia.

Propósito: Dame, Señor, la capacidad de asumir con ánimo y responsabilidad mis deberes de estudiante, sacando lo mejor de mí cada día y manteniendo la mirada en el futuro. Ayúdame a estudiar bien, a sacar adelante mis compromisos y tareas lo mejor que pueda; sirviendo a los demás y creciendo, sobre todo, en capacidad de amar y transformar mi entorno.

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2° día – Luz para entender, fuerza para querer

“Estudia. —Estudia con empeño— Si has de ser sal y luz, necesitas ciencia, idoneidad. ¿O crees que por vago y comodón vas a recibir ciencia infusa?” (Camino, 340).

Reflexión: El estudio alimenta la inteligencia, es un gran regalo que Dios nos dio. Pero para aumentar nuestro conocimiento no hay que esperar un milagro, basta con poner manos a la obra en nuestro estudio.

Propósito: Dame, Señor, luces para mi inteligencia y fuerza en mi voluntad, para cumplir a fondo y con constancia mis deberes de estudiante, y poder ser sal que da sabor y luz que ilumina el mundo.

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3° día – Empeño en lo pequeño porque sí importa

¿Has visto cómo levantaron aquel edificio de grandeza imponente? —Un ladrillo, y otro. Miles. Pero, uno a uno. —Y sacos de cemento, uno a uno. Y sillares, que suponen poco, ante la mole del conjunto. —Y trozos de hierro. —Y obreros que trabajan, día a día, las mismas horas…

¿Viste cómo alzaron aquel edificio de grandeza imponente?… —¡A fuerza de cosas pequeñas! (Camino, 823).

Reflexión: Es bueno soñar y tener ideales grandes: poner nuestras capacidades al servicio de Dios y de los demás, contar con nuestra vida la mejor de las historias.

Propósito: Jesús, que siempre sueñe cosas grandes y, a la vez, sepa poner esmero e ilusión en las cosas pequeñas de cada día, para que haciendo bien lo que tenga entre manos, deje en las Tuyas el resultado.

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4° día – ¿Cómo quiero ser recordado?

“Recuerda que en el Cielo se entra siendo un hombre honrado y bueno” (Cfr Surco, 437).

Reflexión: Seguro te ha pasado que, cuando encuentras a una persona honrada no quieres dejarla ir y sientes que puedes confiarle cualquier cosa. Ahora, piensa en la variedad de oportunidades que tienes como estudiante para practicar esa virtud.

Propósito: Dios mío, ayúdame a ser 100% honrado y no justificarme pensando: yo copio, pero no siempre. Dame la valentía de decir siempre la verdad y acostumbrarme a decir “no” a tantas oportunidades que se presentan para engañar y engañarme. Por la intercesión de san Josemaría, conviérteme en la persona que Tú y los demás necesitan que sea.

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5° día – Las tormentas forman parte del paisaje

“Cuando te resulte muy cuesta arriba estudiar, ofrece a Jesús ese esfuerzo. Dile que continúas en los libros, para que tu ciencia sea el arma con que combatas a sus enemigos y le ganes muchas almas... Entonces, ten la seguridad de que tu estudio lleva camino de hacerse oración” (Surco, 619).

Reflexión: La labor del estudiante es como correr una carrera, pero no de 100 metros donde se da el todo en pocos segundos, sino como quien corre una maratón. En las carreras largas, hay buenos inicios y también desmayos a mitad de camino; hay cuestas abajo y cuestas arriba. Lo importante es no abandonarla y perseverar.

Propósito: San Josemaría, pídele a Dios que me dé la virtud de la constancia y la perseverancia en el trayecto emprendido, sin olvidarme que “son santos los que luchan hasta el final de su vida: los que siempre se saben levantar después de cada tropiezo, de cada caída, para proseguir valientemente el camino con humildad, con amor, con esperanza (Forja, 186).

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6° día – Dejar que Dios realice su proyecto en mí

“De que tú y yo nos portemos como Dios quiere —no lo olvides— dependen muchas cosas grandes”(Camino, 755).

Reflexión: San Josemaría nos recuerda que cada persona tiene una misión única que cumplir: “Ninguno de nosotros es un ejemplar repetido: Nuestro Padre nos ha creado uno a uno, repartiendo entre sus hijos un número diverso de bienes. Hemos de poner esos talentos, esas cualidades, al servicio de todos” (Amigos de Dios, 258).

Propósito: Ayúdame, Dios mío, a ver con claridad lo que esperas de mí, la misión que me has dado en el mundo, y dame la fuerza para hacerlo realidad.

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7° día – La clave de la felicidad: servir

“Estudiante: aplícate con espíritu de apóstol a tus libros, con la convicción íntima de que esas horas y horas son ya, ¡ahora!, un sacrificio espiritual ofrecido a Dios, provechoso para la humanidad, para tu país, para tu alma” (Surco 522).

Reflexión: Estudiando con seriedad y exigencia, participando con generosidad en iniciativas que busquen contribuir al bien del prójimo, y comprometiéndose en la búsqueda de la verdad en los diversos ámbitos, encontramos muchas oportunidades para cumplir nuestra misión en el mundo.

Propósito: Haz de mí, Señor, una persona que se sienta unida a los que sufren, que no sea indiferente, y actívame la imaginación de la caridad para invertir mi tiempo y esfuerzo en servir a los demás.

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8° día – Con corazón grande

“Estamos enumerando con rapidez algunas virtudes humanas. Sé que, en vuestra oración al Señor, aflorarán otras muchas. Yo quisiera detenerme ahora unos instantes en una cualidad maravillosa: la magnanimidad.

Magnanimidad: ánimo grande, alma amplia en la que caben muchos. Es la fuerza que nos dispone a salir de nosotros mismos, para prepararnos a emprender obras valiosas, en beneficio de todos. No anida la estrechez en el magnánimo; no media la cicatería, ni el cálculo egoísta, ni la trapisonda interesada. El magnánimo dedica sin reservas sus fuerzas a lo que vale la pena; por eso es capaz de entregarse él mismo. No se conforma con dar: se da. Y logra entender entonces la mayor muestra de magnanimidad: darse a Dios” (Amigos de Dios, 80).

Reflexión:En una oportunidad, el Papa Francisco explicaba que la magnanimidad significa caminar con Jesús y seguir su propia misión. El estudiante que camina junto al Maestro, procura hacer de sus trabajos –sus libros, sus clases, sus tareas– una forma concreta de imitar a Cristo, y por eso intenta hacerlo lo mejor que pueda.

Propósito: Jesús, haz de mí una persona de corazón grande, para que mi vida dé mucho fruto. Ayúdame a ser generoso para ser útil y que mis esfuerzos dejen huella. Que siempre camine junto a Ti y de esta forma ilumine este mundo “con la luminaria de Tu fe y de Tu amor” (cfr. Camino, 1).

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9° día – Para llegar a la meta

“Pon en tu mesa de trabajo, en la habitación, en tu cartera…, una imagen de Nuestra Señora, y dirígele la mirada al comenzar tu tarea, mientras la realizas y al terminarla. Ella te alcanzará —¡te lo aseguro!— la fuerza para hacer, de tu ocupación, un diálogo amoroso con Dios” (Surco, 531).

Reflexión: Había algo que los estudiantes que se acercaban a san Josemaría descubrían siempre: a estudiar y trabajar con ilusión y por amor a Jesucristo. Para eso, hace falta poner la mirada en el Cielo –con el deseo de llegar allí– y, a la vez, tener los pies bien puestos en la tierra.

Propósito: Que no me conforme con hacer mis trabajos y deberes medianamente bien; que aplique todas mis energías y cualidades hacia lo que realmente importa: luchar por amor hasta el último instante.

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Oración a san Josemaría

Oh Dios, que por mediación de la Santísima Virgen otorgaste a san Josemaría, sacerdote, gracias innumerables, escogiéndole como instrumento fidelísimo para fundar el Opus Dei, camino de santificación en el trabajo profesional y en el cumplimiento de los deberes ordinarios del cristiano: haz que yo sepa también convertir todos los momentos y circunstancias de mi vida en ocasión de amarte, y de servir con alegría y con sencillez a la Iglesia, al Romano Pontífice y a las almas, iluminando los caminos de la tierra con la luminaria de la fe y del amor.

Concédeme por la intercesión de san Josemaría el favor que te pido... (pídase). Así sea.

Padrenuestro, Avemaría, Gloria.

Se ruega a quienes obtengan gracias por intercesión de san Josemaría Escrivá, que las comuniquen a la Prelatura del Opus Dei en Chile, Dunkerque 9133, Las Condes, Santiago, o escriban a ocs.cl@opusdei.org

Esta novena se basa en textos de la “Novena de los estudiantes” publicada por la Oficina de Comunicaciones del Opus Dei en México.