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Cómo sería la mirada alegre de Jesús!: la misma que brillaría en los ojos de su Madre, que no puede contener su alegría.
San Josemaría
  • La alegría de un hombre de Dios, de una mujer de Dios, ha de ser desbordante: serena, contagiosa, con gancho...; en pocas palabras, ha de ser tan sobrenatural, tan pegadiza y tan natural, que arrastre a otros por los caminos cristianos. SURCO, 60
  • "¿Contento?" —Me dejó pensativo la pregunta. —No se han inventado todavía las palabras, para expresar todo lo que se siente —en el corazón y en la voluntad—al saberse hijo de Dios. SURCO, 61
  • Quiero que estés siempre contento, porque la alegría es parte integrante de tu camino. —Pide esa misma alegría sobrenatural para todos. CAMINO 656
  • ¿No es verdad que en cuanto dejas de tener miedo a la Cruz, a eso que la gente llama cruz, cuando pones tu voluntad en aceptar la Voluntad divina, eres feliz, y se pasan todas las preocupaciones, los sufrimientos físicos o morales? Es verdaderamente suave y amable la Cruz de Jesús. Ahí no cuentan las penas; sólo la alegría de saberse corredentores con Él. VIA CRUCIS, ESTACIÓN II
  • ¡Cómo sería la mirada alegre de Jesús!: la misma que brillaría en los ojos de su Madre, que no puede contener su alegría —«Magnificat anima mea Dominum!» —y su alma glorifica al Señor, desde que lo lleva dentro de sí y a su lado. ¡Oh, Madre!: que sea la nuestra, como la tuya, la alegría de estar con El y de tenerlo. SURCO, 95

  • Trabaja con alegría, con paz, con presencia de Dios. —De esta manera realizarás tu tarea, además, con sentido común: llegarás hasta el final aunque te rinda el cansancio, la acabarás bien..., y tus obras agradarán a Dios. FORJA, 744