Buscar
Cerrar


HOPE HUNTERS

Hace un mes celebramos con el Papa León XIV el Jubileo de los jóvenes en Tor Vergata. Esos días nos encontramos con auténticas historias de esperanza que empezamos a contarte hoy.


Mi nombre es Moris. Trabajo en el sector inmobiliario, principalmente ayudando a inversores internacionales a descubrir oportunidades en Dubái. Es un campo exigente, pero me impulsa constantemente a crecer y a conectar con personas de todos los orígenes.

Quise participar en el Jubileo porque sentí la necesidad de detenerme un momento, de hacer una pausa en el ruido de la vida cotidiana —los negocios, las prisas, la incertidumbre— y reconectarme con algo más profundo. Quería recordar por qué hago lo que hago y llevar ese propósito de vuelta a casa.

Durante esos días encontré paz, algo poco habitual en mí. Conocí a personas que compartían las mismas esperanzas y luchas, y eso me hizo sentir menos solo.

Al regresar, me sentí renovado y abrumado a la vez. Renovado por la fe que había visto, y abrumado al darme cuenta de todo lo que aún queda por hacer para llevar esa luz a la vida cotidiana.

Es doloroso ver cómo la situación se ha dividido y tensado. Hay una sensación constante de inestabilidad que desgasta emocionalmente a la gente. Pero incluso en medio de eso, veo una gran fortaleza: personas comunes que intentan vivir con dignidad y bondad a pesar de todo. Eso me da esperanza.

En estas circunstancias, creo que mi papel es reflejar estabilidad: en los negocios, en las amistades o en las redes sociales, intento hablar con fe, no con miedo. Estoy convencido de que la esperanza comienza en el tono, en la forma en que hablamos sobre nuestro futuro y sobre nuestra gente. Mi objetivo es tender puentes: entre culturas, entre religiones, entre quienes tienen y quienes lo han perdido todo.