Vendo piso… en plena crisis económica

Cien pisos sin venderse, una novena a Isidoro Zorzano, el pinchazo de la rueda del coche de una vecina: las tres claves de un favor que atribuyen a Isidoro.

Queremos agradecer a Isidoro el siguiente favor: Estábamos atravesando la época de crisis, como tantos otros españoles. Por falta de trabajo, pasamos un grave apuro económico que se fue alargando más de un año.

No quedó más remedio que poner en venta la casa donde vivíamos para trasladarnos a Barcelona, donde teníamos un piso propio, pero alquilado

En vista de que los recursos se agotaban, no quedó más remedio que poner en venta la casa donde vivíamos para trasladarnos a Barcelona, donde teníamos un piso propio, pero alquilado. Estuvo a la venta durante más de un año en varias inmobiliarias pero ninguna de las visitas de los interesados fue efectiva.

En esos momentos había en nuestro entorno más de cien casas en venta y no se vendía ninguna. Estábamos todos ante la misma crisis.

Cuando ya estábamos gastando los últimos ahorros y el futuro se presentaba muy negro, alguien nos dijo: “¿Por qué no encomendáis el asunto a Isidoro que era un experto en resolver problemas económicos difíciles?”.

De forma aparentemente casual sucedió que mi esposa vio un coche aparcado con una rueda pinchada. Llamó a la casa que estaba frente al vehículo y advirtió a la dueña del suceso

Inmediatamente, tanto mi esposa como yo nos pusimos a hacer la novena a Isidoro pidiéndole que nos ayudara con la venta de la casa. No pasó ni un mes desde que iniciamos la novena cuando de una forma aparentemente casual sucedió que mi esposa vio un coche aparcado con una rueda pinchada. Llamó a la casa que estaba frente al vehículo y advirtió a la dueña del suceso.

La mujer agradeció la advertencia y además le dijo: “¿No son ustedes los que tienen en venta su casa?”. Al contestarle que sí, continuó: “Unos amigos nuestros la estuvieron viendo, pero la encontraron cara y desistieron. A nosotros nos haría mucha ilusión que estuvieran cerca, ¿podrían volver a hablar con ustedes?”. Naturalmente le dijo que sí y vinieron a casa unos días después. Nos pudimos poner de acuerdo en el precio y la forma de pago.

No nos cabe la menor duda de que se trata de una intervención de Isidoro, al cual queremos agradecer el favor por el que nos sacó de tan grave apuro.

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