Luego supimos que se trataba de algo más grave: una iridociclitis severa. Por razones desconocidas, esta enfermedad que en otros casos pasa sin mayores consecuencias, tuvo efectos gravísimos en mi hijo: perdió la visión más de tres semanas.
Los cuidados médicos fueron los mejores que pudimos darle. Tampoco faltaron oraciones de familiares y amigos. Pero estoy seguro de la intercesión de Isidoro Zorzano, pues hace muchos años y con frecuencia que le encomiendo la protección de mi hijo. Con la enfermedad lo hice con mayor intensidad. A mediados de julio recuperó totalmente la visión.
L.G.U.M.