La alegría de dar

Hemos de conducirnos de tal manera, que los demás puedan decir, al vernos: éste es cristiano, porque no odia, porque sabe comprender, porque no es fanático, porque está por encima de los instintos, porque es sacrificado, porque manifiesta sentimientos de paz, porque ama (San Josemaría).

Fieles de la prelatura del Opus Dei y cooperadores católicos y no católicos, junto con muchas otras personas, promueven, en todo el mundo, centros educativos, asistenciales y culturales, para subsanar, en alguna medida, las necesidades del propio país o ambiente, sin discriminaciones de raza, religión o condición social: “Hay que hacer —decía San Josemaría— una gran batalla contra la miseria, contra la ignorancia, contra la enfermedad, contra el sufrimiento”.

Entre estos proyectos se encuentran universidades, escuelas de formación profesional, clínicas, centros de formación y capacitación de la mujer, residencias de estudiantes, colegios, dispensarios, etc. Son iniciativas civiles de carácter profesional, con un fuerte acento en la atención directa a las personas. Explicaba san Josemaría que “nuestro espíritu es precisamente estimular el que las iniciativas salgan de la base, y como las circunstancias, necesidades y posibilidades de cada nación o grupo social son peculiares y ordinariamente diversas entre sí, en cada país se organizan aquellas actividades apostólicas concretas, que juzguen más convenientes: desde un centro universitario o una residencia de estudiantes, hasta un dispensario o una granja-escuela para campesinos”.