Mi devoción a Isidoro Zorzano comenzó muy poco a poco. Mi primer contacto con algo de Isidoro, fue al leer una biografía escrita por José Miguel Pero-Sanz. Lo que más me llamó la atención... es lo normal que era. Otras biografías de santos quizá remarcan mucho sus grandes virtudes y te puede quedar una imagen de gente demasiado excepcional. Yo en esta biografía, aunque también resalta sus virtudes, quizá lo vi con otros ojos y lo vi muy, muy normal y este detalle me hizo tenerle un cariño especial y acudir a él con mucha confianza.
Todos los favores que he recibido de Dios a través de Isidoro, están relacionados con mi trabajo profesional. La primera vez que acudí de forma consciente a Isidoro rezando una novena, fue al terminar mis estudios de Formación Profesional en la rama administrativa. Cuando estaba terminando, me di cuenta de que no me gustaba casi nada el tipo de trabajos y salidas que tenía esta rama. Y en cambio, el mundo de la automoción, de los coches me encantaba, me sabía todo tipo de marcas, cada modelo, cada versión de cada modelo... un friki. Y al terminar la novena sin haber enviado mi inexistente currículum a ningún sitio, me llamaron de un concesionario de coches -a través de un conocido-, para ofrecerme un puesto de trabajo que se adecuaba a mi perfil de administrativo, pero en el que tenía que aprenderme hasta el último tornillo de todos los vehículos. Me quedé tocado y lo vi como un favor claro de Isidoro Zorzano.
A partir de aquí en todos los movimientos profesionales he ido de la mano de su mano.
En el mundo de la automoción trabajé durante unos cuantos años, pero tampoco era el trabajo de mi vida, quería crecer y lo que de verdad me gustaba y se me daba bien -más que los coches- es todo lo relacionado con el mundo audiovisual.
Así que empecé a mirar posibles estudios, master, etc., pero en mi ciudad no había nada... Miré todas las posibilidades en otras ciudades, pero desplazarme a otra ciudad tenía un coste difícil de asumir por mi precaria cuenta corriente. Comencé a rezar a Isidoro, para que me echara un cable, y el noveno día de la novena, paseando por la calle vi un cartel de publicidad de una nueva Escuela de Imagen y Sonido que comenzaba en un mes su nueva andadura.
Aquí surgió algo obvio, y que también había que solucionar. El tema económico. Era bastante caro y necesitaba compatibilizarlo con un trabajo.
En el concesionario ya había comunicado mi intención de irme y comencé a rezar a Isidoro para encontrar un trabajo por las mañanas ya que el horario de los cursos podía ser de tarde. Y el último día de trabajo en el concesionario, antes de marcharme, me llamó el gerente y me preguntó si me interesaba tener una media jornada por las mañanas en mi puesto, que aunque no lo habían hecho nunca, ahora tenían una necesidad y lo ideal sería alguien ya formado en ese trabajo. Esa noche tenía la cena de despedida del trabajo…
Una vez terminados los estudios, volví a encomendar a Isidoro encontrar trabajo y en breve tuve varias ofertas en televisiones locales entre las que incluso pude elegir.
Al cabo de unos años necesitaba otro cambio, ya que me estaba estancando profesionalmente y empecé a rezar a Isidoro, sin saber muy bien qué tipo de cambio quería en mi vida laboral. Y al terminar la novena, quizá a los días, me llamó un antiguo compañero que estaba montando una televisión de ámbito nacional y había pensado en mí para dirigir toda la parte técnica desde el principio. Un proyecto apasionante para mí.
Ahí estuve varios años, pero hace dos –por la crisis económica–, tuve que buscarme la vida, y cómo no, volví a rezar a Dios por intercesión de Isidoro. Con un antiguo compañero monté una empresa de servicios audiovisuales y, después de muchas dificultades, aquí estamos luchando día a día en este proyecto apasionante.